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Otra vez Guantánamo

1 de abril de 2013

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Del lado de acá de la cerca perimetral, una Guantánamo que pacíficamente construye su presente y su futuro. Pero también, un humilde pueblo que siente como una espina clavada en su pecho que una parte de su territorio sea ocupado por una potencia imperial y que, en pleno siglo 21, allí se torture a seres humanos a los que ni derecho a defenderse se les otorga.
Al otro lado, solo a algunos metros de la libertad, la pesadilla en lo que es la cárcel de la ilegal base, que se hace más cotidiana desde el inicio de la década del 2000, cuando cientos de hombres, la gran mayoría apresados por sus facciones árabes, arribaron en lo que el mundo conoció como los vuelos secretos de la CIA.
De aquellos años se recuerda también que esos vuelos ilegales hicieron escala o fueron reabastecidos en ciudades europeas cuyos gobiernos se convirtieron en cómplices de tal violación de los derechos humanos.
Aparecieron entonces la cárcel de Abu Ghraib, en el Iraq ocupado y más tarde otra en el Afganistán invadido por las fuerzas militares del mismo país que abrió la ilegal prisión en la base de Guantánamo.
El escándalo fue mayúsculo hasta en los propios Estados Unidos. Fotos de reos vejados, torturados y hasta muertos, aparecieron en la red de redes. Orgías de soldados norteamericanos involucrados en las torturas eran filmados por los propios marines que quemaron el Corán, libro sagrado musulmán o que hicieron posar desnudos a los presos, varios violados por los propios militares.
En esos años en Estados Unidos se eligió un nuevo presidente, esta vez demócrata y negro, y entre sus primeros anuncios estuvo el de cerrar la ilegal cárcel de Guantánamo.
No se había dado cuenta Barack Obama cuando hizo tal compromiso que, en realidad, él no decidía sobre la política imperial y que los republicanos en el Congreso, le harían añico su proclama y sus “buenas” intenciones —si es que alguna vez fueron sinceras— de borrar esa horrorosa página de la historia más reciente de Estados Unidos.
Ahora, cuando el mandatario demócrata ha sido reelecto para un segundo período en la Casa Blanca, del cierre de Guantánamo se habla poco o no se habla. Mientras, el Pentágono aprueba grandes inversiones para modernizar los campamentos militares, pero sin incluir para nada mejoras en las condiciones de los prisioneros que allí radican.
El Departamento de Defensa asignó unos 50 millones de dólares para dicha instalación, incluida la construcción de un comedor y dormitorios para los 848 guardias estacionados allí, en la que se considera la cárcel más cara de Estados Unidos, con un presupuesto operacional cercano a los 177 millones de dólares, lo que significa el gasto de casi un millón de dólares para la vigilancia y protección de cada uno de los 166 prisioneros, según la NBC.
Las últimas semanas la cárcel de la ilegal base ha vuelto a ser noticia con la huelga de hambre que mantienen casi una treintena de reos de los cuales, dos decenas de ellos están en estado inconscientes.
Un militar de la propia base yanqui dijo que los reclusos declararon la huelga de hambre porque quedaron devastados cuando el presidente Barack Obama retrocedió en la decisión de cerrar el recinto penal de Guantánamo.
Vale recordar que los detenidos fueron capturados en el extranjero y casi todos llevan 11 años encarcelados sin enfrentar cargos concretos.
Tampoco puede olvidarse que en 2006 se encontraron muertos a tres presos de Guantánamo, colgados en sus celdas con lo que parecían sogas improvisadas. Y, aunque el Pentágono dijo que eran “muertes por suicidio”, recientemente el Servicio Naval de Investigación Criminal (NCIS, su sigla en inglés) encontró pruebas contrarias, incluyendo el hecho de que las manos de los presos estaban atadas a sus espaldas.
Las evidencias del NCIS muestran que los reclusos murieron en interrogatorios mortales que incluyeron la técnica de “asfixia controlada”, que consiste en ahogar al prisionero con una bolsa plástica sobre su cabeza o inmersiones prolongadas con boca y narices bajo el agua.
Han salido a relucir además, varios testimonios de guardias que trabajaban en Guantánamo, quienes dijeron haber visto el traslado de tres reclusos a centros secretos de detención al interior del enclave naval. Estos presos más tarde fueron llevados, ya fallecidos, a la clínica médica con la garganta rellena con trapos y moretones visibles en el cuerpo.
Esto es parte de la realidad que se vive en una ilegal cárcel dentro del usurpado territorio cubano de Guantánamo, donde Estados Unidos instaló una base naval primero y un verdadero campo de concentración hace algo más de una década.

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