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Un alimento internacional

11 de septiembre de 2019

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Huevos: fritos, revueltos, escalfados, en tortillas, al plato, a la cazuela, hervidos duros y al minuto, agregándoles ingredientes a gusto como jamón, tocino o con sal y tomate…

No… No es el Menú de un restaurante.  Simplemente repaso las opciones de este nutritivo alimento presente en todas las cocinas del mundo, a pesar de que su fama se ensombrezca por razonamientos –cuestionables– de personas con padecimientos hepáticos que no tienen por qué dañar los valores de ese excelente recurso comestible.

Los huevos de gallinas son  los de mayor consumo, aunque sin igual popularidad, están los de codorniz, pata e incluso avestruz; estos últimos con la ventaja de que uno solo equivale a… ¡15 huevos de gallina!

 

¿Qué sabe del huevo?

De los 68 grs. de su peso, la grasa y  proteínas suman unos 6. Por supuesto que todos preferimos la yema, pero la clara, subestimada por la mayoría, está formada por proteínas (entre un 12 y un 13%). Una de ellas es la ovo albúmina o proteína patrón por su correcta proporción de aminoácidos esenciales.

Por cierto, los especialistas insisten en garantizar que las proteínas de los huevos son tan eficaces como las de la leche para ayudar en el crecimiento de los niños y suplementar las de los vegetales.

Este amigo de la cocina y de la buena mesa tiene alto valor biológico para  asimilar nuestro organismo: unos 6 grs. de proteínas, y 5grs. de grasa –que aumenta al freírlos–, entre 60 y 70 caloría, 1 miligramo de hierro y  las vitaminas A, D, B12, B2 y B3 y 225 grs. de colesterol.

Por si fuera poco, posee elementos antioxidantes y protegen los ojos de los rayos ultravioletas; es conveniente para las gestantes, pues contiene colina, sustancia ideal en el  desarrollo del sistema nervioso, las funciones del cerebro y de la memoria del feto.

Recomendaciones:

Todo en exceso, daña.  Los médicos limitan su consumo a 3 y 5 huevos semanales, para obtener el aporte vitamínico necesario.

Y algo muy importante,  a quienes gustan de tomar la yema cruda, deben saber que sin cocción resulta muy indigesta; además, debido a que  las gallinas tienen la cloaca común para excretar y poner los huevos, la cáscara porosa  es factible de contaminarse con bacterias intestinales como  la salmonella, una de las más peligrosas.

No podemos olvidar que entre sus ventajas se incluye la facilidad de una “comida rápida” nutritiva y fácil de preparar, tanto para el desayuno, como para el almuerzo o comida.

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