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Sexualidad sin límites

2 de marzo de 2020

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El título hace alusión a una realidad presente durante toda la vida, pero que ha sido, prácticamente, negada cuando de los adultos mayores se trata, exceptuando la literatura especializada y que no siempre se ajusta a lo real.

En su obra Riñón y Envejecimiento, el doctor Carlos Gutiérrez plantea que una encuesta realizada a más de 1 000 ancianos, arrojó que el 30 % tenía actividad sexual, reafirmando que la disfunción no es inherente a la vejez. Y agrega:

“La sexualidad se va modificando con la edad, pero no se pierde en ningún momento. Si a la  condición del adulto mayor se suma al padecimiento de una enfermedad crónica, muchas veces se piensa que el paciente ya no tiene ninguna posibilidad de disfrutar de ese beneficio, por lo que en la atención médica no toman en cuenta ese aspecto, ni se lo interrogan al respecto.

”Es como si los condenaran a ser asexuados por viejos y enfermos, cuando está plenamente demostrado que ninguna de las dos condiciones impiden su disfrute.”

El nefrólogo explica que la respuesta sexual está integrada por tres fases: deseo, excitación y orgasmo. El adulto mayor puede tener afectación en cualquiera de ellas, incluso en las tres, y ser de causa predominantemente psicógena u orgánica, pero no imposible de mejorar con tratamientos o reorientarle para que mantenga el disfrute, adecuándolo a sus posibilidades con una enfermedad crónica o sin ella.

Recomienda, además, “cualquiera que sea la afectación, resulta muy importante que no tenga expectativas por encima de sus posibilidades.

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