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Ototoxicidad por medicamentos

23 de febrero de 2021

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La literatura describe una larga lista de medicamentos a los que se les atribuye algún grado de ototoxicidad. Los fármacos ototóxicos son aquellos que causan efectos nocivos sobre las estructuras vestibular y coclear del oído y también sobre el nervio acústico, pudiendo dar lugar a perturbaciones transitorias o definitivas de la función auditiva y/o vestibular.

La ototoxicidad se considera una reacción adversa de algunos medicamentos. La misma se manifiesta a través de síntomas como acúfenos o tinnitus, vértigo, hipoacusia y sordera y se clasifica según la función que está comprometida.

Los primeros casos de ototoxicidad se manifestaron en 1944, tras la introducción en la clínica de la estreptomicina para el tratamiento de la tuberculosis. Posteriormente, también se demostró ototoxicidad con otros antibióticos aminoglucósidos como la gentamicina y actualmente se ha seguido relacionando a otros medicamentos con este efecto tóxico, como en el caso de antibióticos, antineoplásicos derivados del platino, salicilatos, quinina y diuréticos potentes.

Existen factores relacionados con el aumento del riesgo de presentar ototoxicidad. La concentración de fármaco en el oído interno es probablemente el factor más importante en el daño ótico, pero además están otros aspectos de influencia como: la dosis del medicamento, la vía de administración, la duración del tratamiento y los factores relacionados con su eliminación.

Las características del paciente también constituyen una fuente de riesgo en la ototoxicidad. Algunas personas pueden presentar una mayor sensibilidad hacia los fármacos ototóxicos por causas genéticas. En el caso de la ototoxicidad provocada por aminoglucósidos, se ha identificado la mutación en un gen mitocondrial que predispone a la toxicidad, incluso a dosis bajas. Otros factores condicionantes son la edad, la presencia de enfermedad renal o hepática, el audiograma alterado, la deshidratación, la septicemia, etc.

La asociación de medicamentos ototóxicos es también un factor de riesgo, potenciándose la ototoxicidad cuando se administran dos o más fármacos con este efecto adverso, como sucede en la administración conjunta de aminoglucósidos como la gentamicina y de diuréticos del asa como la furosemida. Igualmente, se potencia el riesgo de producirse ototoxicidad con la exposición previa a fármacos ototóxicos.

El riesgo de ototoxicidad aumenta con el uso de múltiples fármacos con potencial ototóxico. Por ello, resulta fundamental para el paciente evitar prácticas de uso no seguro como la automedicación y también cumplir al pie de la letra la indicación medica de los medicamentos que se han prescrito.

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