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Mal del silencio

3 de mayo de 2022

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Desde hace mucho tiempo el síndrome del misterio caracteriza el tema. Enuresis, es el nombre de este padecimiento que obliga a la comprensión para quienes pierden el control del esfínter y su orine escapa, lo mismo cuando duerme, que a cualquier hora del día. Es comprensible la vergüenza implícita ante esa situación, y no es difícil imaginar lo que se experimenta al despertar con la ropa y sábanas empapadas, sobre todo, la humillación ante su pareja.

No por gusto, las estadísticas recogen que la incontinencia urinaria o disfunción neuromuscular de la vejiga, es causa de grandes conflictos matrimoniales, porque puede limitar la relación sexual. Además, impedirles hasta trabajar en la calle.

¿Cuáles son las causas que originan este padecimiento? En las mujeres, puede ocurrir tras un primer parto difícil (un macrofeto o incompetencia del diafragma pelviano, etc.) También en los casos de muchos partos (multíparas), y aquellas que enfrentan el período perimenopáusico.

Es una consecuencia molesta, pues el orine se sale ante cualquier esfuerzo: reír, toser, estornudar, correr, y por tanto, limita socialmente. Sin dudas, resulta una situación traumática que las mujeres ocultan, y que determinó lo que  popularmente llaman ¨enfermedad del silencio¨.

En aras de solucionar esta situación, el cirujano Rogelio Maletá Robaina modificó una vieja técnica quirúrgica por vía vaginal: reestructuran el cuello vesical, en estos casos descendido; lo extiende a su posición retropúbica, llevando la uretra hacia atrás y reforzando la uretra media.

Con esta sencilla técnica, que solo requiere anestesia raquídea, se obtuvo solución en más de un 80% de los casos. Lo más importante, evitan recurrir a una intervención por vía abdominal, es decir, incisiones más grandes con alteraciones estéticas, eliminan el riesgo de una anestesia general y de las infecciones postoperatorias. Esta praxis suma a sus ventajas la sustitución de técnicas más invasivas, lo que no es óbice para recurrir a ellas si  por vía vaginal no se obtienen óptimos resultados.

Vale insistir en que la incontinencia urinaria no es exclusiva del sexo femenino, el hombre la enfrenta por otras razones, generalmente vinculadas a la próstata.

En general, constituye uno de los grandes síndromes geriátricos; aunque no es causa obligada del envejecimiento; determinan cambios anatómicos y funcionales conjuntamente con patologías asociadas en el control de la continencia.

Estas modificaciones ocurren en el sistema nervioso central, tracto urinario inferior, próstata y vagina. El inicio o exacerbación de la incontinencia en los ancianos a menudo obedece a factores ajenos a las vías urinarias y son susceptibles de tratamiento, de ahí la conveniencia de abordar estos factores de riesgo.

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