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La insulinoterapia

7 de junio de 2022

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La insulina es una hormona secretada por el páncreas que interviene en el aprovechamiento metabólico de los nutrientes, en especial los carbohidratos, cuyo déficit o exceso provoca consecuencias peligrosas para la salud.

El empleo de la insulina como fármaco es clave en el tratamiento de algunos tipos de diabetes, una enfermedad metabólica que se caracteriza, entre otros trastornos, por una baja producción de insulina o un inadecuado uso de la misma por el cuerpo.

La insulina es una hormona “anabólica” por excelencia que le permite disponer a las células del aporte necesario de glucosa para los procesos de síntesis con gasto de energía. Su función consiste en favorecer la incorporación de la glucosa de la sangre hacia las células. Es por ello que la insulina es liberada por el páncreas al elevarse el nivel de glucosa en sangre, llamado glicemia, para permitir su entrada a las células.

La similitud estructural de la insulina entre los vertebrados hace que las insulinas de procedencia animal tengan la misma efectividad que la humana. Esta similitud ha sido aprovechada por la industria biofarmacéutica para la producción de insulina como agente terapéutico.

Cuando el páncreas produce insuficiente insulina, deja de producirla por completo, o pierde la capacidad de utilizarla eficazmente, se acumula glucosa en el torrente sanguíneo dando como resultado una hiperglicemia capaz de crear problemas de salud potencialmente serios tales como ceguera, enfermedades cardíacas, problemas renales, amputación, daños a los nervios y disfunción eréctil.

La diabetes mellitus es un conjunto de trastornos metabólicos que afecta a diferentes órganos y tejidos. Es de carácter crónico y se caracteriza por el aumento de los niveles de la glucosa en la sangre conocido medicamente como hiperglicemia y también llamado popularmente como azúcar alta o azúcar en la sangre.

La insulinoterapia en el tratamiento de la diabetes tiene como objetivo restaurar los niveles glicémicos normales. Hasta el presente, la insulina solo se administra por medio de inyecciones debido a que los ácidos digestivos del estómago la destruyen, razón por la que hasta ahora no ha sido posible administrarla por vía oral.

Para el éxito de la insulinoterapia es importante la adecuada conservación del producto. El envase cerrado debe conservarse refrigerado a temperatura entre 2° y 8° Celsius. Una vez abierta, la insulina tiene una vida útil de 28 días. Es muy importante mantener las condiciones de conservación rotuladas en el envase y evitar la congelación o las temperaturas elevadas, ya que pueden inactivarla. En tal caso la insulina debe ser desechada.

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