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La farmacognosia en la práctica farmacéutica

12 de abril de 2022

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Históricamente el uso de las plantas con fines medicinales ha estado estrechamente ligado a la práctica de la farmacia. Tal como evidencian los libros y demás documentos conservados de algunas de las más reconocidas “boticas” del país, en ellas tradicionalmente se expendían diversos preparados medicinales, elaborados a base de plantas, que servían de remedio para numerosas enfermedades y determinados problemas de salud de los clientes que frecuentaban dichos establecimientos en busca de ayuda.

Esta vinculación no es un casual, ya que la fitoterapia, rama encargada del estudio de las drogas de origen vegetal para el tratamiento de las enfermedades, es precisamente una de las principales áreas terapéuticas de la farmacognosia, la cual estudia tanto las sustancias con propiedades terapéuticas como tóxicas, asi como otras de interés farmacéutico, que puedan tener un uso básicamente tecnológico y no terapéutico.

El termino farmacognosia, que significa “conocimiento de los fármacos”, fue utilizado por primera vez en 1815 en una publicación titulada Analecta Pharmacognostica. En esta obra se definía a la farmacognosia como una ciencia enfocada al estudio del conocimiento de las drogas medicinales. En un sentido más amplio, esta ciencia se encarga de estudiar la historia, el cultivo, la recolección, preparación, preservación, comercialización, distribución, identificación y evaluación de los componentes químicos de origen natural.

Adicionalmente, también se encarga del estudio y del uso tradicional de los compuestos químicos o sus derivados y proporciona los elementos necesarios para determinar su actividad farmacológica y mejorar la salud y el bienestar del ser humano y otros animales.

La farmacognosia no solo se enfoca al estudio de sustancias con efectos terapéuticos per se, sino también de moléculas que sirvan como modelo estructural para la síntesis de nuevos compuestos más potentes; así como de materias primas para los procesos de hemisíntesis y obtener sustancias activas como hormonas esteroides, anestésicos locales y antibióticos; además de enfocarse también a la búsqueda de sustancias naturales que pueden ser aplicadas en la industria en general.

Aunque el inicio de la farmacognosia es incierto, cabe pensar en los ancestros del hombre actual, cazadores y recolectores nómadas que para sobrevivir tenían que haber sido espectadores cuidadosos de la naturaleza. Quizás al realizar esta actividad, de manera incidental observaron animales con aspecto “enfermizo” que consumían determinados vegetales que a la postre sanaban. Probablemente al sentirse enfermos, empezaron a imitar esas conductas y sanando en el mejor de los casos por medio del ensayo y error. Lo que unido a su condición de nómada recolector, le hizo ir seleccionando vegetales o animales que tenían la propiedad de sanar o mitigar el dolor y también sustancias tóxicas que podían producir alucinaciones o incluso la muerte.

Una vez establecida como ciencia, la farmacognosia se enfocó en el estudio de las sustancias de origen natural, poniendo especial interés en la identificación, descripción, análisis, comercio y uso terapéutico de las drogas vegetales.

Debido al auge que han tenido otras ciencias y al avance tecnológico, en la actualidad la farmacognosia posee un alto grado de perfeccionamiento en sus métodos de extracción de principios activos a partir de fuentes naturales, así como en la biosíntesis de sustancias con aplicación terapéutica e industrial.

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