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Indagar en los dos

13 de enero de 2022

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La ciencia define la infertilidad como la incapacidad de concebir después de, por lo menos, un año de intentos fallidos. Siempre atribuida a la mujer, las investigaciones comenzaban por ella. Pero, al igual que las relaciones sexuales son entre dos, la infertilidad es un problema de ambos.
Numerosos estudios indican que, uno de cada tres casos, es imputable al hombre, asociado a la calidad y a la cantidad de los espermatozoides.
Corresponde a la consulta de Endocrinología el abordaje de la infertilidad masculina para establecer las causas de origen.
Los especialistas plantean que los hombres no tienen un período específico de mayor fertilidad, aunque la capacidad reproductiva declina con la edad. Se acepta su disminución a partir de los 40 años, pero hay múltiples casos que la conservan hasta edades avanzadas, mientras otros la pierden en plena juventud.
Cuando él se decide a investigar su parte de responsabilidad, comenzará el examen físico que aporta elementos. La investigación incluye  espermiograma (análisis del semen). Algunos requieren otros análisis especiales del semen, hormonales, genéticos, ultrasonido, biopsia del testículo u otros.
Entre las causas pueden identificarse alteraciones genéticas, mala calidad seminal, y algunas de origen desconocido. También es frecuente la infertilidad secundaria por lesiones destructivas de los testículos, -inflamación, cirugías, agentes físicos o químicos-; además, por obstrucciones de conductos de eyaculación, consecuencia de infecciones de transmisión sexual (ITS), por ejemplo: gonorreas reiteradas.
En cuanto a  las características del semen para una fecundación normal se considera: cantidad, aspecto, pH (acidez) y consistencia del semen. En cuanto a los espermatozoides: número, porcentaje de los vivos,  movilidad, y la proporción de la apariencia normal.
Otra de las grandes expectativas del hombre sometido a esas pruebas, es la de obtener evidencias concluyentes sobre su responsabilidad respecto a la esterilidad, y se aclara que ese índice solo ocurre en los casos en que no existen testículos o hay ausencia de conductos de eyaculación.
El análisis seminal no determina con certeza absoluta si es fértil. Es decir, ayuda a definir la severidad del factor masculino, pero no es concluyente.
En cuanto a la perspectiva, la oligozoospermia (pocos espermatozoides) como la azoospermia (ausencia total) tiene tratamiento médico, pero no puede generalizarse.  La primera –si es ligera o moderada– y la segunda, tienen enfoques terapéuticos diferentes.
En general, los tratamientos son largos y muchas veces desalentadores. El éxito depende de la causa. Existen resultados reversibles, potencialmente reversibles y otras irreversibles. En más de la mitad de los casos no se demuestra causa específica y se emplean tratamientos cuya eficacia es impredecible.
Muchos preguntan si inciden problemas relacionados con el coito. Las causas de infertilidad en ese sentido ocurren por alteraciones en el depósito del semen en la vagina, trastornos de la eyaculación, disfunción eréctil (insuficiente erección) que dificulta la penetración o deformaciones peneanas, así como la disminución de la frecuencia de relaciones sexuales. La infertilidad es motivo de sufrimiento para muchas parejas, y aunque el tratamiento ofrece una amplia gama de posibilidades, no es posible generalizar estos procederes en todos los países. Los avances alcanzados en  “reproducción asistida” de alta tecnología, brindan oportunidades antes inexistentes, pero son técnicas extremadamente costosas, algunas de ellas disponibles en muy pocos centros en el mundo.

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