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El Peyronie

21 de junio de 2017

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La vanidad humana no tiene sexo. Tanto la mujer como el hombre, por el más elemental sentido del pudor, son capaces de callar cualquier trastorno que se manifieste en sus genitales. Pero, aunque comprensible la reacción, no se debe dudar en acudir al médico.

Uno de esos casos fue descrito en 1743 cuando el cirujano Francois de la Peyronie reportó el padecimiento que actualmente lleva su nombre, y que origina problemas orgánicos y también psicológicos.

El Peyronie, relativamente frecuente, aparece en el órgano sexual masculino, consiste en la fibrosis del tejido interno del pene, que lo lleva a desarrollar una curvatura en el momento de la erección, o una deformidad en “reloj de arena” como denominan cuando la fibrosis es circular, semejando una “cintura” en la parte media del pene.

Actualmente se plantea que la proporción de personas que sufren esa enfermedad con respecto a su prevalencia está presente en hombres entre los 40 y 70 años de edad, aunque no se descarta en menos edades.

Sus causas no están esclarecidas, pero se plantea un origen multifactorial relacionado con traumatismos del pene durante el coito –microtraumas–, que pasan incluso inadvertidos pero desencadenan pequeños sangrados internos con reacciones inflamatorias e inmunológicas que contribuyen a su deformidad.

En cuanto a los síntomas, están en dependencia de la etapa en que se encuentre la enfermedad. Puede predominar la inflamación y el dolor; presentar tejido fibroso a la palpación y deformidad del pene, incluso acortamiento y dolor en el momento de la erección. Otra lógica consecuencia es la limitación del coito, sobre todo, por el efecto psicológico que origina la deformidad, tanto para el paciente como para su pareja.

Por lo demás, su evolución es lenta, transcurre durante meses o años. Ahora bien, es esencial que el paciente conozca que no se trata de una enfermedad maligna y sepa que, sin mediar intervención, alrededor de un 65 % de estos casos tiene una regresión espontánea de los sIgnos o se mantienen estables.

Hasta el momento, no existe terapéutica curativa para el Peyronie. La terapia física (ultrasonido, láser, ondas de choques) no ha demostrado ser efectiva, y la cirugía sigue siendo un tratamiento paliativo para corregir las curvaturas graves del pene, sin que represente la cura. Es imprescindible, por tanto, el apoyo psicológico y el conocimiento de la evolución natural de la enfermedad.

Como medida preventiva, es recomendable que ante cualquier evidencia de dolor, inflamación, palpación de una placa fibrosa o deformidad del pene, se acuda al especialista en Urología, para establecer un tratamiento precoz, y evitar con ello, mayores daños al tejido peniano.

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