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Automedicación responsable frente al dolor

28 de julio de 2020

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El dolor es quizás el síntoma que mejor ilustra la problemática de la automedicación cuando no se realiza de manera responsable por el paciente. La mayoría de las veces en que las personas sienten dolor, son los medicamentos la primera y única opción en que piensan para conseguir alivio.

La popular dipirona o metamizol, de la que es conocido su riesgo de producir agranulocitosis, una enfermedad muy peligrosa y potencialmente mortal; el paracetamol, que puede provocar toxicidad hepática a causa de su estrecho índice terapéutico y los antiinflamatorios no esteroideos ibuprofeno, naproxeno y diclofenaco, cuyos efectos adversos más frecuentes se relacionan con los sistemas gastrointestinal y renal y en dependencia de las dosis administradas pueden ser lo suficientemente severos en personas que padecen de úlcera e hipertensión, poniendo en riesgo sus vidas; en lo tocante a automedicación son verdaderos “protagonistas” de la telenovela del dolor.

Cierto es que no se trata de correr a un policlínico o un hospital ante un pequeño dolor de cabeza, pero sí es preciso reconocer que la solución o el alivio de muchas molestias y situaciones de dolor, se puede lograr desde la propia autonomía del individuo o la familia, a través de técnicas que no necesariamente involucran la administración de medicamentos.

Una valoración crítica de que cualquier medicamento implica un potencial riesgo, resulta fundamental para conseguir un cambio de actitud en la población. Necesaria contrapartida para frenar el incremento que año tras año experimenta el consumo de analgésicos a nivel nacional, el cual no solo trae aparejados riesgos para las personas asociados al uso inadecuado de estos medicamentos, sino que también incrementa las demandas de producción y/o importación en cantidades muchas veces excesivas.

En cambio, a pesar de ser pasadas por alto la mayoría de las veces, existen otras alternativas más seguras, accesibles para todo el que quiera utilizarlas y también efectivas para controlar el dolor. Este es el caso de la aplicación de compresas, tanto frías como calientes; una técnica utilizada desde antaño con muy buenos resultados.

Las compresas calientes o terapia de calor húmedo, es un método utilizado para el alivio del dolor crónico o las lesiones sin inflamación o hinchazón. También es una forma efectiva de aliviar la tensión muscular. El calor aumenta el flujo sanguíneo en la zona afectada, mejorando la elasticidad de los músculos y el tejido conectivo que rodea las articulaciones, lo cual reduce la rigidez y el dolor.

Las compresas frías o terapia de frío, es otro método eficaz para reducir la inflamación o hinchazón de una lesión aguda. El uso de hielo o de compresas frías en estas situaciones, disminuye el flujo sanguíneo en el sitio adolorido y produce el alivio de la inflamación y el dolor.

Las plantas medicinales son también un recurso a nuestro alcance para manejar el dolor. La menta, debido a su contenido en mentol, su principal componente con valor medicinal, es buen ejemplo de ello. La decocción de hojas y flores de menta aplicada en forma de compresas resulta útil para calmar el dolor en las articulaciones. El aceite esencial, mucho más concentrado, ayuda a disminuir las molestias ocasionadas por calambres en la práctica deportiva.

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