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Automedicación frente a estados de ansiedad o estrés

16 de junio de 2020

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El escenario actual caracterizado por la constante generación de estrés, angustia y miedo, puede hacer que las personas se vean afectadas en su sistema emocional. El confinamiento y el aislamiento social en que se vive por la pandemia de Covid-19 puede afectar incluso a personas que normalmente no sufren trastornos de depresión o ansiedad.

El cambio de rutina repentino, las emociones negativas que provoca la situación de encierro, así como el estrés y la ansiedad asociadas a la amenaza de enfermar, puede hacer que algunas personas consideren la posibilidad de automedicarse con psicofármacos en busca de alivio, lo cual supone un gran riesgo para su salud.

Los psicofármacos son medicamentos que tienen un efecto depresor sobre el sistema nervioso central y provocan acción de sedación, lo cual conlleva una disminución de la actividad del cerebro.

Los medicamentos depresores más comunes son: las benzodiazepinas, los barbitúricos y los opiáceos. El alcohol, aunque no es un medicamento, también comparte el mismo efecto y al ser una sustancia de consumo tan extendido es preciso prestársele mucha atención.

A pesar de que todos los psicofármacos se dispensan con receta médica, muchas personas recurren a otras vías para disponer de ellos. Es así que con frecuencia se automedican con ellos para aliviar el malestar emocional, mejorar el descanso nocturno o calmar la ansiedad que les dificulta desenvolverse en el día a día.

Sin embargo, aunque en un inicio estos medicamentos pueden generar alivio, poco a poco la persona empieza a necesitar dosis más altas para obtener el mismo efecto, creándose así una dependencia. Otro riesgo importante es su interacción con otras sustancias como el alcohol u otros medicamentos de prescripción que se estén tomando, cuyas consecuencias pueden ser realmente serias.

Los efectos de la automedicación con psicofármacos dependerán del tipo de medicamento que esté tomando el paciente. Entre los más comunes están: somnolencia, rigidez muscular, temblores, sensación de abatimiento, boca seca, estreñimiento, visión borrosa y problemas cardíacos como taquicardias.

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