Sacra Catedral Ortodoxa Rusa Nuestra Señora de Kazán en La Habana

11 de febrero de 2016

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Centro HIstórico de La Habana, Cuba, Eusebio Leal Spengler, Oficina del Historiador de La Habana, Patriarca Ki­rill, Raúl Castro Ruz, Rusia

Por: Nydia Sabina Berenguer Fernández y Teresa de Jesús Torres Espinosa / Fotos: Alexis Rodríguez

 

 

Quien por estos días recorre el entorno urbano de la popular Avenida del Puerto, en el Centro Histórico de La Habana, detiene su mirada ante una imponente cúpula dorada, rodeada de otras de color cobrizo, más pequeñas –todas en forma de bulbo–, que se integran a una espectacular estructura bizantina: la Sacra Catedral Ortodoxa Rusa Nuestra Señora de Kazán, que se consagró el domingo 19 de octubre, lo que constituyó un nuevo puente cultural entre los dos países.

 

 

San Pedro núm. 308

 

 

En una entrevista concedida entonces para Habana Patrimonial Ana Luisa Pacheco, inversionista del Grupo Museo, perteneciente a la Dirección de Inversiones de la Oficina del Historiador, nos mostró la abultada carpeta de documentos referidos al proyecto de la iglesia, cuya primera acta es de 2004, cuando se demolieron dos edificios en pésimo estado constructivo, ubicados en la parcela de San Pedro núm. 308 entre Santa Clara y Sol. A partir de entonces, comenzó la preparación de la obra, que inició los trabajos el 13 de febrero de 2006, con la participación de un equipo multidisciplinario de proyectistas, inversionistas, arquitectos, de ingenieros civiles, eléctricos, hidráulicos, mecánicos y obreros de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y de otras entidades del país.

“Fue un proyecto sui géneris, muy complejo desde el punto de vista de la geometría y, por esa razón, instalamos nuestras oficinas a pie de obra durante dos años y medio; ahí estábamos constructor, inversionista, proyectista… Representó un gran reto por las características constructivas de la edificación. En ese proceso tropezamos con grandes problemas, porque hasta tanques de antiguos inmuebles encontramos enterrados; también fue necesario realizar estudios por parte del Gabinete de Arqueología en esa etapa inicial”, explica Ana Luisa, quien a su vez comenta sobre lo difícil que resultó en ocasiones la interpretación del proyecto, concebido por el arquitecto ruso General Alexei Voronsov y las soluciones que debieron encontrar los especialistas cubanos.

 

 

Iglesia, diócesis y campanario

Según Oscar Jaime Rodríguez Cunnill, arquitecto ejecutor de la obra, y Pedro Rodríguez Sánchez, su Pedro y Jaime, ingeniero y arquitecto del proyecto ingeniero estructural, fue un proyecto muy grande y complejo, realizado por la Oficina del Historiador de La Habana. “Teníamos la experiencia de la Iglesia Ortodoxa Griega de San Nicolás de Mira –más pequeña que la consagrada a la virgen de Kazán–, situada a pocos metros e inaugurada en 2004 por el Patriarca Bartolomeo, en presencia del líder cubano Fidel Castro”, señala Jaime.

 

 

“Fuimos a Rusia, recorrimos varios templos, y entre Pedro y yo confrontamos cómo ejecutarlo. La propuesta inicial tenía un aire bien contemporáneo, la adecuamos para que la catedral bizantina de desniveles y cúpulas no rompiera con el entorno de la zona de la bahía habanera. Aunque el proyecto es ruso –a cargo del arquitecto Voronsov–, nosotros hicimos la parte funcional”.

El edificio, que abarca un área de 1 200 m2, posee tres objetos de obra: iglesia, diócesis y campanario. La planta baja del templo se destina a áreas administrativa, habitaciones del padre, baño público, cocina, salón de reuniones, sala de computación y área técnica; en tanto la parte superior acoge a la iglesia como tal, con capacidad para quinientas personas aproximadamente, y a la cual se accede mediante dos escaleras de granito por necesidades de la liturgia y la consagración. La entrada principal es por la calle San Pedro. La parte posterior del templo, el fondo del altar, da al puerto. El pope hace la liturgia dentro del altar, de frente al este en el iconostasio, donde se encuentran los santos a los que se consagra esta iglesia, dedicada a la virgen de Kazán. La diócesis, de tres niveles, comprende el área de administración, el salón de protocolo, los servicios sanitarios, la biblioteca y las habitaciones para invitados.

 

 

La Iglesia Ortodoxa Rusa fue construida a base de materiales tradicionales como el hormigón y el ladrillo Las líneas curvas identifican al templo (más de dos millones y medio fueron utilizados) y, además, se fabricó el “ladrillito tipo panetela”, de muy poco peso, para las cubiertas del templo, a base de bóvedas y cúpulas. Los ladrillos se pusieron en el aire y se pegaron con yeso de fraguado rápido, solo con algunas guías para que los albañiles mantuvieran la posición de cada pieza. Los muros de la iglesia miden entre 45 cm y 80 cm de ancho, porque el diámetro de los arcos precisa de soportes capaces de resistir el peso. Se aplicaron materiales cuyas características técnicas preservan al inmueble de las inclemencias del ambiente marino de esa zona. Largas jornadas de intenso trabajo llevó la ejecución del edificio, que no debe tener fisuras, ni humedad en su pared interior, a la cual se le dará estuco para posteriormente ser decorada. Luego de comprobarse que la obra estructuralmente no posee ningún problema, alrededor de seis meses después de su inauguración, los artistas rusos acometerán la decoración de las columnas, paredes y cubiertas del templo.

 

 

El montaje de las cúpulas

 

 

 

Solo dos días bastaron para completar el montaje de las seis cúpulas (cinco en la iglesia y una en el Especialistas rusos y cubanos, apoyados por diversas fuerzas, montaron las cúpulas campanario) e igual cantidad de cruces, que hoy coronan la Sacra Catedral Ortodoxa Rusa Nuestra Señora de Kazán en La Habana. Después de trasladar sus piezas, procedentes de Rusia hasta la capital cubana, los especialistas de ese país se instalaron en unos de los espigones situados en la Alameda de Paula, área cercana al templo, y allí armaron las cubiertas en forma de cebolla, forraron con cobre y laminaron en oro, y así hicieron con las cruces.

 

 

El acoplamiento propiamente se realizó un fin de semana muy lluvioso, lo que representó cierto peligro, y precisaron del apoyo de la empresa eléctrica –hubo que quitar la luz en las viviendas e instalaciones del entorno–, de los Bomberos y hasta de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) para desviar el tránsito. Ana Luisa evoca esas dos jornadas intensas: “Cuando fuimos a colocar la primera cúpula –el sábado–, el padre Vladimir se puso su hábito y la bendijo, y también a nosotros, al jefe de obra…, nos bendijo a todos y eso lo disfrutamos, porque fue muy solemne. Nosotros pensábamos que el montaje del domingo iba a resultar más rápido, pero mientras poníamos las cruces se rompió la grúa; por espacio de una hora y media el especialista ruso y el técnico cubano de la constructora, Pedro Mora, estuvieron en la cesta de la grúa sin poder comunicarse por la barrera del idioma; desde abajo le gritábamos: ¿Oye, hasta mañana estarán ahí? ¿Tú sabes lo que es estar a una altura de más de 20 metros, sin entender lo que uno u otro hablan?”. La especialista continúa su explicación: “Cuando se colocó la última cúpula ya era de noche, a oscuras completamente, y fue un momento de gran alegría. Nos pasaron cosas simpáticas, bellas y muy emocionantes. Cuando vimos ubicada la primera cúpula, todos la queríamos tocar antes de ser izada”.

 

 

Un proyecto de todos

 

 

“Esta obra no fue el trabajo de uno, ni el mérito de un solo compañero, creo que los resultados alcanzados responden a la labor en equipo desde la etapa inicial. El grupo inversionista estaba conformado por compañeros de experiencia en la actividad y por otros con menos práctica, pero vale destacar el quehacer de Radel, Liover, Dagmar, Yves, Esteban; todos tuvimos que adoptar muchas soluciones a pie de obra, porque teníamos dudas, y los especialistas rusos no estaban aquí con nosotros para aclararlas. Siempre en constante movimiento estaban Oscar Gallardo, quien garantizó el suministro de los materiales constructivos y abastecimientos en general de la obra, y Mauro Guerrero, de la Empresa Puerto Carena, a cargo de la ejecución del proyecto.

“Llegamos a ser una familia, lo que te digo es de corazón. Nos celebramos hasta los cumpleaños, ahí juntitos”, indica Ana Luisa y evoca que cuando Ochoa (Lorgio, el constructor jefe de la obra) cumplió años, le entregaron un diploma firmado por los inversionistas”.

 

 

Reanimación del entorno La ejecución del templo favoreció además la reanimación de su entorno, por ejemplo, en el edificio de Santa Clara núm. 8 se realizó una importante intervención exterior e interior; “no fue solo pintura de fachada, como las personas a veces piensan, se entró a los apartamentos de los vecinos y, en algunos casos, se construyeron baños y repararon otros espacios; se cambió la carpintería en otros inmuebles de la misma calle Santa Clara. Igualmente se restauraron comercios enclavados en esa zona, que estaban en malas condiciones. Se benefició al muelle, a las calles, al sistema de aguas albañales, afirma la especialista.

 

 

El ícono

 

 

Según los expertos, el ícono de Kazán, de tradicional estilo greco-bizantino, fue pintado en Constantinopla durante el siglo XIII. La obra sagrada presenta la imagen de medio cuerpo de la Santísima Virgen sosteniendo al Niño Jesús sobre sus rodillas, quien está casi de pie y en actitud de bendecir a la virgen, hacia quien levanta su mano derecha.

 

 

Una de las historias más difundidas sobre esta imagen cuenta que en 1579 la ciudad de Kazán fue asolada por un violento incendio, y mientras la población se recuperaba de la desgracia, una niña de nueve años de edad –llamada Matrona–, cuya casa también ardió en llamas, vio en un sueño la efigie de la Virgen María y escuchó una voz que le pedía recuperar un ícono sagrado, oculto en las cenizas de su hogar. La pequeña descubrió el santo envuelto en un antiguo lienzo bajo una estufa, donde había sido enterrado desde la persecución cristiana, emprendida en el siglo XIII por los tártaros. Desde ese momento la virgen devino objeto de gran devoción religiosa, y se le atribuyen milagrosas curaciones de personas ciegas. La imagen fue llevada por los generales a las batallas y se le conocía como la Kazanskaya, la “Protectora de Rusia”. Se convirtió en el símbolo ruso de la victoria y la libertad. Nuestra Señora de Kazán es la patrona de miles o quizás millones de hogares rusos.

 

 

La consagración

 

 

El domingo 19 de octubre de 2008, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, Raúl Castro Ruz, asistió a la ceremonia de consagración de la Sacra Catedral Ortodoxa Rusa Nuestra Señora de Kazán. El proyecto fue calificado como un monumento a la amistad ruso-cubana por Su Santidad Kirill, Patriarca de Moscú y de Toda Rusia, quien viajó a La Habana para la ceremonia litúrgica, con la cual se inició la jornada Los Días de Rusia en América Latina.

 

 

 

El alto dignatario eclesiástico evocó la entrevista sostenida con el líder de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz, en el 2004, donde también se encontraba el Historiador de la Ciudad, Dr. Eusebio Leal Spengler, y comentó haberse sentido impactado con su decisión inmediata de levantar esta catedral en Cuba. Precisó que, a diferencia de otros templos ortodoxos rusos erigidos en el mundo, la iglesia de La Habana Vieja fue construida por el pueblo cubano. Luego de expresar que su Eminencia Alexei II no pudo acudir a este acto solemne por razones de salud, condecoró con sendos diplomas de agradecimiento “firmados por el propio Patriarca” a Caridad Diego, jefa de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Partido Comunista de Cuba, y a Eusebio Leal, por su apoyo a la construcción de la Catedral en el Centro Histórico de la capital cubana, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982.

En la ceremonia de consagración, a la cual asistieron también dirigentes del gobierno, autoridades de distintas instituciones eclesiásticas cubanas y otros invitados, intervino el Dr. Eusebio Leal Spengler, quien señaló que ese era un día feliz y grande para el pueblo cubano que entregó la obra, cuya primera piedra se colocó en 2004.