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Programa Cultural: presencia referente en la dinámica cultural citadina

27 de mayo de 2013

Por: Ms.C. Katia Cárdenas y Ms.C. Lilibeth Bermúdez

Justo cuando la ciudad festejaba el aniversario 481 de fundada, salió a la luz el primer número del Programa Cultural. Este soporte comunicativo se reveló desde entonces como la cara visible de la labor sociocultural desarrollada por los museos y centros culturales de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Oficina del Historiador. Antes de la fundación del tabloide, en noviembre de 2000, la vida cultural se difundía mediante diversos medios, entre los que destacaba un sencillo plegable que recogía las diversas acciones generadas en la institución. Para la fecha, la parte antigua de la ciudad mostraba un panorama cultural complejo y diverso, expresión del crecimiento estructural y funcional de la Oficina. Aquella institución con un carácter marcadamente histórico, ampliaba sus proyecciones amparada en un decreto ley que ofrecía nuevas prerrogativas para su actuación en la zona priorizada para la restauración. Bajo la dirección de Eusebio Leal, la institución asumió la restauración de los inmuebles, creó mecanismos de autofinanciación, desarrolló el turismo y la reanimación cultural, propició nuevas formas de empleo para los vecinos de la comunidad, fortaleció la labor de asistencia social para los grupos más desvalidos (niños y ancianos), y desarrolló aún más su línea editorial, así como la oferta de una amplia gama de variantes culturales para los diferentes grupos sociales de la ciudad. Insertada en este contexto, la red de museos y casas museos, regida por la Dirección de Patrimonio Cultural, se insertaba en la dinámica citadina con un amplio espectro de opciones culturales, generadas desde la singularidad de sus perfiles temáticos. Por otra parte, los espacios públicos se integraban al proyecto de reanimación cultural para convertir a la zona en uno de los polos culturales de mayor atracción pública. A la par que crecía la oferta sociocultural y los sectores de públicos se definían, la Oficina tenía ante sí el reto de comunicar la gran obra restauradora, social y cultural.
En el año 1995, la Dirección de Patrimonio Cultural comenzó a organizar un
trabajo especializado en la promoción y un año después surgió su primer soporte propio: la revista Opus Habana, con el objetivo esencial de testimoniar la obra de restauración de La Habana Vieja. A esta paciente y consagrada gestión se sumó la creación, en 1998, de la Vicedirección de Divulgación, encargada fundamentalmente de elaborar y ejecutar estrategias promocionales para transmitir una imagen coherente de la institución. Un hecho comunicativo de importancia fue el surgimiento en enero de 1999 de la emisora Habana Radio, adscripta a la Oficina del Historiador de la Ciudad, que desde entonces ha desarrollado una sostenida labor a favor del proyecto conservacionista del Centro Histórico y ha sido cauce para la promoción de los principales valores culturales, científicos, políticos y éticos de la nación. Es en este contexto sociocultural y mediático que surge el Programa Cultural como una publicación periódica de frecuencia mensual que compendia la amplia oferta cultural de la zona. Su puntual y permanente presencia en el ámbito comunicacional del Centro Histórico la convertiría con el tiempo en uno de los soportes más esperados por el público, un incentivo para el perfeccionamiento de los proyectos institucionales y un referente para los medios de comunicación interesados en promocionar la intensa vida cultural que se gesta en la parte antigua de la ciudad. Amén de que su principal función es la de resumir las ofertas culturales del mes, a manera de cartelera, el Programa Cultural difunde también los proyectos y acciones educativas dirigidos a públicos plurales. De tal suerte, aparecen en sus páginas exposiciones de artes plásticas y de colecciones del museo, conmemoraciones, conferencias históricas y científicas, conciertos, presentaciones de libros, propuestas para los niños y adultos mayores. Con un pequeño equipo editorial, integrado por dos periodistas y un diseñador, el tabloide es además el fruto del esfuerzo de todas estas instituciones, especialistas, artistas y creadores que son también sus protagonistas. Su rutina productiva se inserta en el cronograma de organización y coordinación del proyecto cultural mensual, garantía de su circulación en el tiempo establecido.
Para nada resulta exagerado decir que esta publicación mensual indica los
caminos por los que transita la vida cultural del Centro Histórico, pues se descubre además como punto de partida de los demás soportes de la Oficina, así como de los públicos que mes tras mes la persiguen para estar al tanto del acontecer de la zona. De esta fuente nutricia beben los medios de comunicación, que se convierten en difusores de todo lo que sucede en materia cultural en el Centro Histórico. A estos medios se suman otros destinatarios del Programa, entre ellos promotores naturales como la propia red museal de la Oficina del Historiador, personalidades de la cultura cubana, centros laborales y estudiantiles de la zona, centros turísticos, agencias de viajes, organizaciones políticas y gubernamentales, instituciones culturales, cuerpo diplomático acreditado en Cuba, familias participantes del programa de verano Rutas y Andares, adultos mayores y niños. El Programa Cultural le otorga un lugar especial a estos dos últimos segmentos, por la importancia que reviste para la Oficina del Historiador la atención a tales grupos poblacionales. Una sección dedicada a las personas de la tercera edad y la contraportada con el programa infantil, confirman esta afirmación. También es prueba de ello Con vara y sombrero, suplemento dedicado a los niños de las aulas museos y de la comunidad surgido en abril de 2007. Asimismo, el Programa Cultural edita otro suplemento mensual que recoge las propuestas del Centro Hispano-Americano de Cultura. Además de las informaciones que aparecen en el tabloide, editado por la Dirección de Gestión Cultural, otros géneros periodísticos se han ido sumando a lo largo del tiempo: reseñas, entrevistas y artículos de opinión que se han publicado cuando un hecho cultural así lo ha requerido. Primero fueron diez páginas, luego se sumaron dos, y en ocasiones, la complejidad de la vida cultural ha exigido realizar encartes dedicados a fechas o eventos específicos. De ahí que desde su perfil editorial, su diseño modular que responde a las tipologías culturales (música, exposiciones, conmemoraciones, evento principal del mes, videos, espacios habituales, conferencias y talleres, adultos mayores, infantiles), haya intercalado en ocasiones secciones que amplían la mera información a manera de lead informativo que abunda en esta publicación.
Con el propósito de llegar a otros sectores de público que trasciendan las
fronteras nacionales, el Programa Cultural se inserta en diferentes páginas web como Habana Patrimonial (www.ohch.cu) y Habana Radio (www.habanaradio.cu). El correo electrónico ha sido otra de las vías por las que, a manera de síntesis, viaja el soporte, que aparece en boletines electrónicos como el de la revista Opus Habana y en el Esta semana en el Centro Histórico…, también enviado por la Dirección de Gestión Cultural de la Oficina del Historiador. Otros boletines electrónicos también han surgido de las páginas del Programa Cultural, como los que promueven eventos específicos tales como el Festival de Música Antigua, el Festival de Danza Callejera, las semanas años culturales de diferentes países, entre otros organizados por la propia Oficina. Uno de los más recientes es Arte en el Centro, que responde al desarrollo de las artes visuales en la política cultural de la institución. Tras once años en el espectro comunicativo, el Programa Cultural sigue apostando por la belleza de su diseño y una presencia referente en la dinámica cultural citadina. Sin renunciar a su soporte impreso, se inserta en las nuevas tecnologías de la comunicación y la información para alcanzar nuevos públicos y espacios, al tiempo que se conecta con la tradición institucional que concede a la socialización del patrimonio un espacio preferencial de su agenda de trabajo.

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