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El patrimonio científico y natural en el Centro Histórico habanero

2 de junio de 2013

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Descubrir que La Habana Vieja no solo posee numerosos valores patrimoniales en su arquitectura, sino que también atesora bienes relacionados con la ciencia y la naturaleza, resultó muy atractivo para los participantes en el III Diplomado Internacional “Medios para comunicar el Patrimonio” durante la jornada de este primer día del mes del junio.
En la mañana, visitaron la sede de la Academia de Ciencias de Cuba, ubicada en el número 460 de la calle Cuba, guiados por Luis Enrique Ramos, Director de Patrimonio de esta institución, que actualmente es objeto de un proceso de restauración ejecutado por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.
Durante el recorrido por la instalación, conocieron que en este lugar ocurrieron significativos acontecimientos de la ciencia cubana como la presentación del médico Carlos J. Finlay de su teoría sobre el modo de transmisión de la fiebre amarilla y la visita en 1930 de uno de los científicos más reconocidos del mundo: Albert Einstein, quien recibió aquí un homenaje y dialogó con los presentes en el recibimiento. Además, corroboraron que junto a este patrimonio intangible y la magnificencia del inmueble, la Academia posee numerosos objetos que ayudan a comprender la historia de la ciencia en Cuba.

Luego, los profesionales que participan en la cita académica fueron recibidos en el Planetario de La Habana, museo interactivo que acerca al visitante a los orígenes del Universo conocido. El especialista Francisco González guió al grupo por la Galería de las Escalas y la sala impresionante del Teatro Espacial, donde se reproduce la bóveda celeste a través de un moderno sistema japonés capaz de reproducir fielmente los movimientos constantes y sistemáticos de estrellas, planetas, cometas o las imágenes de las constelaciones actuales y modernas.

En este agradable entorno espacial, el profesor Luis Enrique Ramos presentó el patrimonio astronómico cubano, formado por documentos, fotografías y telescopios que dan testimonio del desarrollo histórico de esta actividad en Cuba por parte de profesionales y de aficionados.

La tarde, además de lluvia, aportó nuevos descubrimientos a los estudiantes. En el Museo Castillo de la Real Fuerza de La Habana Vieja, se acercaron a la historia de la industria naval en Cuba y al patrimonio subacuatico del país, conducidos por Tatiana Villegas, especialista en Arqueología subacuática y funcionaria de la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la UNESCO; Antonio Quevedo, Director de la institución; y Manuel Almeida, profesor de la carrera de Restauración y Conservación del Instituto Superior de Arte (ISA).

En el Museo, pudieron apreciar diversos y valiosos objetos encontrados en el mar como discos y barras de oro y plata, anillos, broches, cascabeles, cadenas, lágrimas de vidrio, botones de ópalo, entre otros, que se encuentran en perfecto estado de conservación y constituyen atractivas piezas para dar a conocer este patrimonio a las nuevas generaciones.
También disfrutaron la exposición “La fragata Navegador y su cargamento británico: historia y arqueología”, en la que se muestran por primera vez los objetos rescatados por especialistas del Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana del pecio de la embarcación, sumergida en la costa norte de la occidental provincia de Mayabeque.

Antonio Quevedo comentó que en este conjunto se encuentran piezas singulares como “cepillos de dientes, grifos de toneles, compases y componentes de la vajilla inglesa de la primera mitad del siglo XIX, que nunca antes habían sido hallados y ofrecen notables datos acerca del período histórico al que pertenecen”.


Por su parte, Tatiana Villegas explicó que la experiencia del “Navegador” se desarrolló en el marco de la Convención de la UNESCO para la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, firmada en el 2001 y ratificada por Cuba en 2008, instrumento normativo que promueve el estudio científico de los vestigios sumergidos y, sobre todo, su protección y preservación en beneficio de todos.
De igual forma, la especialista en arqueología subacuática se refirió a la importancia de cada uno de los objetos que existen en un pecio, “dado que todos aportan elementos para reconstruir las costumbres de la época”. También comentó las tendencias actuales en esta vertiente de la arqueología, las cuales abogan por estudiar el patrimonio subacuático in situ y mantenerlo mientras sea posible bajo el mar ya que allí puede atesorarse mejor que en el exterior, donde son necesarios sistemas muy costosos de conservación.
En este recorrido por el Museo Castillo de la Real Fuerza, los diplomantes también apreciaron reproducciones de galeones construidos en la Cuba Colonial como la del “El Santísima Trinidad”, una maqueta a gran escala realizada por un equipo de artesanos cubanos, que trae a la actualidad la vida a bordo del mayor navío construido en el Real Arsenal de La Habana.
La jornada de este primero de junio permitió corroborar en la práctica muchos de los conocimientos adquiridos en las conferencias teóricas sobre el patrimonio natural y científico durante el Diplomado. Del Sol al fondo del mar viajaron los profesionales de la comunicación en busca de nuevos conocimientos. Luego de esta experiencia docente mirarán su entorno de forma más aguda, siempre al acecho de atractivos bienes patrimoniales que difundir.

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