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Yuan, sin dudas

6 de mayo de 2014

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Aunque pudiera parecer aventurado, más bien precipitado, todos los indicios hacen predecir que el yuan será la moneda que sustituirá al dólar en un futuro no muy lejano, acorde con la marcha de la economía mundial y de las propias admisiones de Occidente de que China asumirá el liderazgo mundial en ese aspecto  en un término no mayor de diez años.
Ahora se habla de que la economía estadounidense ha comenzado a fortalecerse, pero los indicios internos muestran lo contrario, y más cuando el liderazgo legislativo republicano sigue siendo un valladar para evitar que cualquiera de las medidas, profundas o no, del presidente Barack Obama, se hagan realidad.
Ha habido consenso de que el dólar perdió liderazgo, y no se sabía a punto fijo que moneda lo sustituiría, y más cuando Beijing ha evitado cualquier especulación al efecto y maniobrado cautelosamente.
Recuerda el investigador cubano Eduardo Regalado, la crisis del actual sistema monetario internacional comenzó con el fracaso, en 1971, del Sistema impuesto en Bretton Woods. A partir de entonces la pérdida de hegemonía relativa de Estados Unidos  y las limitaciones del dólar para mantener su condición de principal moneda de reserva y centro del sistema monetario internacional, han continuado acentuándose de manera significativa, lo que se hace más evidente hoy con el mayor deterioro de un amplio número de indicadores después de la actual crisis.
Entre ellos, por citar algunos, la participación norteamericana en la producción mundial ha disminuido significativamente, han crecido exorbitantemente los déficits en cuenta corriente y fiscal, así como la deuda pública y la externa, y la tasa de cambio del dólar ha presentado una alta volatilidad con una marcada tendencia hacia la depreciación.
Y si ello no ha producido un desastre es porque aun se hace imprescindible que los inversionistas lo sigan usando como una moneda refugio y los gobiernos lo tengan mayormente en sus reservas internacionales.
Pero la desconfianza ha crecido de tal manera, que algunos gobiernos, principalmente los emergentes, ya utilizan sus propias monedas en intercambios de diferente tipo, destacándose los de China con Brasil y de la propia China con Rusia, con sumas de gran consideración.
Por ello, y después de hacer un balance de las ventajas y limitaciones, así como de las posibilidades e inconvenientes de la implementación de cada propuesta, muchos especialistas coinciden en que es más probable que sea una moneda soberana la que sustituya al dólar, y en ese caso podría ser el yuan el de mayores oportunidades. Este criterio se sustenta, subrayo,  en el papel cada vez más activo y creciente de China en la economía y las finanzas internacionales.
Y aunque aproximadamente el 85% del comercio mundial se realiza en dólares, tanto The Economist y The Wall Street Journal coinciden en afirmar que el reinado del dólar se acerca a su final.
Y si China, su moneda, y sistema financiero se va haciendo cada vez más potente, es porque aunque ha reducido su crecimiento económico, este sigue siendo alto, genera anualmente diez millones de empleos –siete millones en el área rural- y va haciendo progresar las regiones más atrasadas del país, venciendo obstáculos geográficos y graves problemas de la naturaleza, de por sí apabullantes.
Esto le ha valido para convertirse en la economía más dinámica del planeta, que desde el 2010 supera a la estadounidense en un renglón tan importante como el de la producción industrial.
Por ello y muchas otras razones que pudieran explicarse más ampliamente, la hoy segunda economía mundial tiene todas las probabilidades de colocar al yuan en el centro de las finanzas internacionales.

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