ribbon

Yuan, aun más fuerte

9 de diciembre de 2013

|

Aunque no ha sido una sorpresa, siempre es relevante mencionar que el yuan, la moneda china, se ha convertido en la segunda divisa más usada después del dólar en el comercio internacional, desplazando al euro, lo cual confirman los planes de Beijing para aumentar su papel, pero poco a poco, sin prisa.
Hong Kong, Singapur, Australia y Alemania, emporios financieros y comerciales, han destacado su confianza en la moneda china, guardando cierta reserva con la estadounidense, que responde a una nación cada vez más endeudada y que subsiste precisamente gracias a sus acreedores, como la propia China.
Bejing ha rechazado las presiones de Estados Unidos para que devalúe excesivamente su moneda, y señalado que la flotabilidad del dólar y la erosiva política monetaria norteamericana mantiene al mundo en una permanente guerra entre las divisas.
Ya China había devaluado el yuan en 21% respecto al dólar a partir del 2005, y otro 24%, en términos reales, debido al aumento de los costos laborales en EE.UU. según un cálculo de The Economist.
En definitiva, si se suma la apreciación nominal del yuan, y el aumento relativo de los costos laborales, resulta una apreciación real del yuan del 50%, pero el déficit comercial norteamericano con China se ha mantenido elevado.
Parte de esta cuestión hay que buscarla en que la primacía monetaria de Estados Unidos se sigue debilitando, porque la principal potencia mundial se vuelve improductiva, sigue instalando sus fábricas en otros territorios más rentables y se vuelca profundamente en la producción bélica, su principal sostén.
Lo cierto es que a medida que Estados Unidos aumenta la emisión, los países que tienen enormes masas de dólares atesorados (o bajo la forma de títulos norteamericanos), ven desvalorizadas sus tenencias. Por eso, subrayo, a medida que baja el valor del dólar, EE.UU. mejora su posición inversora neta, a costa de China, Japón y otros países acreedores
Es por este motivo que, según The New York Times, Beijing ha acusado a Washington de estar ignorando sus responsabilidades internacionales: “Los emisores de la principal moneda de reserva, al tiempo que implementan sus políticas monetarias, deberían tomar en cuenta no solo sus circunstancias nacionales, sino los  impactos en la economía global”.
Aunque el Fondo Monetario Internacional, alarmado por la actitud de su principal socio, declaró que “muchos países consideran sus monedas como un arma, y esto no es para el bien de la economía mundial”, Estados Unidos  ha seguido inyectando dólares para estimular la economía.
Por otra parte, la caída del dólar eleva los precios de las materias primas, en primer lugar del petróleo, que es vital para la economía norteamericana. De manera que la cuestión de los desequilibrios en la cuenta corriente entre las grandes potencias es parte de la cuestión, pero no explica totalmente la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos.
El problema de fondo es otro, y es más grave que el desequilibrio de la cuenta corriente. Se trata del peligro de la deflación, que viene desde hace cuatro años.
Ello se nota en que los hogares están bajando su nivel de deuda, y por lo tanto el consumo de los sectores medios se mantiene débil. Más importante, la alta desocupación y la restricción de los salarios, también deprime la demanda de bienes de consumo. Y las empresas racionalizan, elevando la productividad, pero no aumentan la inversión, dada la enorme capacidad ociosa. El resultado es que la demanda no repunta. Además, con inflación cercana a cero, los estímulos monetarios sirven de poco. Las tasas de interés ya están bajas (y no pueden ser negativas), y los bancos disponen de liquidez, pero la demanda de crédito por hogares y empresas no aumenta.
Grave problema lo de la economía norteamericana en la que China se niega a pagar los platos rotos con la apreciación desmedida de su moneda, ya fuerte, preferida por muchos países para sus transacciones que, como anunció, con reformas adecuadas tendrá un fortalecimiento paulatino, a fin de convertirse en moneda convertible y de reserva para dentro de15 o 20 años.

Comentarios