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¿Y los demás días qué?

10 de diciembre de 2019

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Marcado en el almanaque aparece el 10 de diciembre de cada año como Día de los Derechos Humanos.

Todo comenzó en 1948 cuando Naciones Unidas, una vez concluida la II Guerra Mundial, aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Después, en el transitar de cada año, la politización del precepto y la utilización de las palabras derechos humanos de acuerdo a intereses hegemónicos, fueron mutilando el objetivo que creyó noble la ONU.

La división del mundo en dos bloques y la lucha de uno —el occidental— por hacerse dueño de él, fue desvirtuando esos derechos y haciéndolos cada vez más un objetivo para uso político e, incluso, para declarar guerras y aplicar sanciones por parte de Estados Unidos.

Así se fue conformando un criterio único —el de los gobiernos estadounidenses— y definiendo como matriz de derechos humanos todo lo que hacía la potencia del norte, mientras el resto del mundo lo incumplía y merecía severas sanciones.

Por ejemplo, Estados Unidos agredió salvajemente a Iraq, mató, hirió y mutiló a más de un millón de ciudadanos de esa nación árabe; y creó cárceles como la de Abu Ghraib, donde se aplicaron las más salvajes torturas, en muchos casos hechas públicas por los mismos soldados norteamericanos que la aplicaron.

El mundo conoció del hecho pero para la opinión pública internacional Washington creó la matriz de opinión falsa de que los militares que mataban y torturaban en Iraq, en la ilegal base de Guantánamo y en otros oscuros lugares del planeta, solo cumplían su deber en la lucha contra el terrorismo.

Después Estados Unidos inventó aquello de «daños colaterales» cuando se refería a los cientos de niños, mujeres, ancianos, todos civiles que eran muertos por los bombardeos de su aviación militar en Siria, Irak, Libia…

Cuando más de diez gobiernos de la Casa Blanca aplican severas sanciones económicas y comerciales contra Cuba, algo que hasta la propia ONU reconoce como genocidio, lo presidentes de esa potencia «justifican» tales crímenes con aquello de que Cuba viola los derechos humanos.

Alfabetizar a todo su pueblo; brindar educación primaria, secundaria, preuniversitaria y universitaria de alta calidad y de manera gratuita, a todos los niños, jóvenes y adultos que hoy, por varios millones se han convertido en profesionales, es la mejor muestra de cómo en esta isla bloqueada, agredida y sancionada, se respetan los derechos humanos.

El derecho de toda la población a los servicios de salud completos y de manera gratuita; y compartir lo que tenemos con otras naciones hermanas de todo el mundo, expresión máxima de la solidaridad, es la manera más ética y verdaderamente humana de cómo en Cuba se cumplen y sobrecumplen los principios establecidos en la Declaración Universal sobre el tema.

Mientras, en Estados Unidos, el país más rico del mundo, se levantan muros del apartheid para no permitir que personas hambrientas puedan acceder a las posibilidades de trabajo en ese país.

En la propia frontera con México, han sido separados los niños de sus padres, han sido enjaulados y varios de ellos han  muerto. Un verdadero crimen que se comete cada día como cada día se violan los más elementales derechos humanos de sus propios ciudadanos por el solo hecho de ser negros, lo que permite a la policía criminalizarlos y cazarlos como animales salvajes a plena luz del día.

Son estos, botones de muestra de una realidad mayor. Por eso, no sirve de nada que este 10 de diciembre de recuerde como Día de los Derechos Humanos, cuando los demás días, meses y años, el mayor violador de esos derechos, impone su verdad mientras acusa a otros de ser los violadores.

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