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Y la ética dónde está

6 de octubre de 2021

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El más reciente «destape» de la caja de Pandora de la corrupción, ha sacado a relucir cuánta mentira se esconde entre personas con elevados cargos gubernamentales, funcionarios públicos y algún que otro intelectual, de esos que en su tambaleo político hasta se alían con las peores causas en contra de nuestros pueblos.

Uno de estos últimos casos es el escritor Mario Vargas Llosa, el mismísimo que «de pronto» se le vio en la más reciente Convención del Partido Popular español, donde habló para dar una «lección» sobre elecciones, de manera que se esforzó al  máximo en cuestionar los últimos comicios en Perú —su país de nacimiento—, donde salió victorioso el actual presidente Pedro Castillo.

Por la más elemental lógica, Castillo, como hombre de izquierda, maestro de profesión, campesino humilde, querido por las grandes mayorías del campo peruano, no podía ser admitido por alguien como Vargas Llosa que, más que escribir buena literatura, se ha dedicado a difamar los procesos populares de izquierda en América Latina y, por añadidura, se proclama un anticomunista nato.

«Lo importante de unas elecciones no es que haya libertad en esas elecciones, sino votar bien. Y votar bien es algo muy importante y los países que votan mal, como ha ocurrido con algunos países latinoamericanos, lo pagan caro”, dijo.

Ante un auditorio como el del Partido Popular de España, Vargas Llosa con sus palabras fuera de tono y lugar, ha provocado reacciones adversas e, incluso, hay quienes le critican por querer dar consejos éticos de cómo votar, cuando por estos mismos días su nombre ha aparecido —una vez más— entre los evasores del fisco, con fortunas escondidas en paraísos fiscales.

En los recientes «Pandora Papers» o Papeles de Pandora, se denuncia que el escritor figuró como titular último de Melek Investments, una sociedad offshore creada en 2015 en las Islas Vírgenes Británicas. A través de ésta, gestionaba el dinero obtenido de los derechos de autor de sus obras y de la venta de varios inmuebles en Madrid y Londres.

La sociedad estaba valorada en 1,1 millones de dólares, según los datos develados en la investigación que ha llevado a cabo el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ).

Esta no es la primera vez que se vincula a Vargas Llosa con un paraíso fiscal. El escritor fue uno de los que hizo acto de presencia en los Papeles de Panamá. Él y su exmujer reservaron una sociedad offshore con Mossack Fonseca, en 2010.

Vinculando el expediente corruptivo del escritor y sus últimas declaraciones sobre la «ética del voto» en las elecciones peruanas recientes, el portavoz de Unidos Podemos en el Congreso español, Pablo Echenique, ha escrito en Twitter que ahora entiende el significado de «votar mal»: «Hay que votar a defraudadores, a evasores y a los que los amparan para que Vargas Llosa os diga que habéis votado bien».

Por su parte, Mónica García, líder de la oposición en la Comunidad de la capital española, por la agrupación Más Madrid, ha declarado: «A ver si cuando Vargas Llosa hablaba de votar bien se refería a hacer trampas para no pagar impuestos…».

En fin, críticas van y vienen contra el citado escritor, en un abultado expediente en el que no aparece ni por casualidad, un componente del significado de la palabra ética.

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