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Voces dignas desde el Perú

2 de junio de 2020

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En el Perú se ha alborotado el gallinero anticubano (y también antiperuano) desde que se anunció la probable llegada de una brigada médica cubana perteneciente al Contingente Henry Reeve contra Desastres Naturales y Epidemias de alto riesgo, cooperando en el enfrentamiento de ese país a la COVID-19, que ha sido duramente azotado en contagios y fallecidos.

En el caso concreto de Perú, hay una enorme tradición de lazos históricos con Cuba y hay una larga historia de colaboración médica cubana con esa nación hermana, que se inició en mayo del lejano 1970, cuando llegó para brindar su apoyo solidario a las víctimas y a la recuperación como consecuencia del terrible terremoto del Callejón de Huaylas. Allí llegaron también brigadas cubanas de la construcción que dejaron cinco hospitales edificados en esa región.

Es necesario mencionar que el jefe cubano de esas brigadas constructoras, Elpidio Berovides, perdió la vida allí en un accidente automovilístico cuando cumplía su deber y es hoy considerado un mártir del internacionalismo, honrado y recordado por peruanos y cubanos.

Más adelante, en la década de los 90. Llegó un equipo de especialistas cubanos para ayudar a combatir la epidemia del Cólera y en el 2007 fueron a Pisco los doctores y enfermeras de la Mayor de las Antillas, en ocasión de otro terremoto y dejaron allí un hospital de campaña.

Recientemente, en 2017, la ayuda médica cubana llegó a Piura, con motivo de grandes inundaciones y enfermedades asociadas y allí permaneció hasta concluida su labor.

Debe señalarse, además, que esta dilatada trayectoria de solidaridad y cooperación tuvo lugar a través de diferentes y sucesivos gobiernos peruanos del más diverso signo y orientación política e ideológica, lo cual confirma el carácter humanitario, generoso y leal de la colaboración cubana que es siempre incondicional y transparente y pone por delante el interés y el beneficio de los pueblos a los que sirve.

No es casual, por tanto, que los gobiernos regionales hayan solicitado ahora que se reactive esta colaboración, avalada por tantos antecedentes positivos y así lo pidieron al gobierno central. Ellos conocen en carne propia que Cuba no da lo que le sobra, sino que comparte lo que tiene: ni pone condiciones ni busca riquezas ni beneficios materiales.

La Embajada de Estados Unidos en Lima, junto a algunos mercenarios y corifeos, promueve la campaña contra la colaboración médica cubana. No es de extrañar que al estúpido y arrogante régimen de Trump no le importe para nada la vida de los peruanos, pues ha demostrado que tampoco le interesa un bledo la vida de los propios estadounidenses.

Por supuesto, que en Perú sobran voces dignas y patrióticas que se han alzado contra las criminales pretensiones yanquis y no están dispuestas a ser silenciadas o quedarse calladas en difíciles circunstancias como esta.

El pueblo peruano –gallado y heroico– seguramente no permitirá ser utilizada en esta ocasión como instrumento del Imperio.

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