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Urgente necesidad

25 de marzo de 2015

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Paso a paso, el Gobierno Bolivariano de Venezuela ha ido contestando y rechazando los embates de Estados Unidos que ahora pretexta  que la nación suramericana es un peligro para su seguridad y así justificar las acciones para desestabilizarlo, con lo que cuenta con una contrarrevolución interna, millonaria y adscrita a los planes de la Agencia Central de Inteligencia.
La más reciente ley habilitante legislativa, que confiere al presidente Nicolás Maduro atribuciones para enfrentar sin tapujos y rápidamente las intentonas fascistas, ofrece cierta seguridad al respecto, junto con fuertes medidas para diluir a las peligrosas manifestaciones enmarcadas en las llamadas guarimbas y tomar al toro por los cuernos en la lucha contra el peligroso desabastecimiento, arma medular para tratar de denigrar al proceso revolucionario iniciado por Hugo Chávez.
Por eso se hace necesario fortalecer la comunicación, elevar, como lo hacía Chávez, la lectura de las coyunturas políticas; incorporar el ya existente movimiento social para asumir responsabilidades y ejercer el poder; superar la situación de país importador y eliminar los graves problemas para acceder a las divisas, como ahora resulta de los decaídos precios del petróleo, su principal riqueza.
Asimismo, formar consecuentemente cuadros para la construcción del socialismo, eliminar la rutina y regresar a la confrontación político-ideológica con un adversario que compulsa valores capitalistas, el consumo, modelos de vida ajenos y el desprecio por los países del Tercer Mundo.
En todo este contexto, entre tantas complicaciones que debe desenredar, con el concurso y unidad de los revolucionarios y los venezolanos honestos en general, el presidente Nicolás Maduro está llevando a cabo la lucha contra una corrupción entronizada, que pretende restar apoyo y dar al traste con el proceso revolucionario bolivariano.
A los intentos opositores para frenar la elaboración de leyes de beneficio a la población, se había respondido con anteriores habilitantes, para intensificar ese constante golpeo a la corrupción.
Maduro se ha propuesto hacer realidad la determinación del gobierno bolivariano venezolano  -el primero chavista- de copar hasta el último rincón de la nación suramericana para llevar la verdad, conocer de primera mano cada problema, enfrentar el burocratismo, la corrupción y la delincuencia, y lograr la eficiencia en todos los órdenes, algo indispensable para ganar la indispensable batalla ideológica de construcción del socialismo.
Está respaldado por un importante proceso de inclusión social en educación, cultura, vivienda y salud, y en que la nación es una de las menos desiguales de la región, al acortarse la diferencia entre los grupos sociales; con cero de analfabetismo, buenos niveles de nutrición, alto índice de alumnos en educación superior, etc., todo reconocido internacionalmente, pero no por la prensa alineada contra lo que considera bolivariano.
Es una tarea contra un enemigo que, como la gusanera mafiosa anticubana, tiene su sede en Miami, donde dicta a Washington lo que tiene que hacer en cada caso; es decir, pone a sus pies la política de Obama al respecto.
No es exageración, porque es inverosímil creer que Venezuela representa una amenaza para Estados Unidos, al que nunca le ha cortado el suministro de petróleo.
Eso sí, al ser la nación del mundo con las mayores reservas conocidas del carburante, al Imperio y sus transnacionales le chocan la independiente política del gobierno de Nicolàs Maduro.
Como también esto atenta contra sus intereses, la contrarrevolución lleva al máximo su espíritu vengativo y odio visceral a los revolucionarios, contra quienes utilizan su gran poder económico, el dominio de la mayor parte de los medios de comunicación y manifestaciones callejeras para crear la inseguridad ciudadana.
Incertidumbre, desconcierto, hacer creer que se gobierna para unos pocos son elementos manejados por los medios de comunicación en aras de una desestabilización que solo ha resultado en Paraguay y Honduras, pero fracasado en Bolivia y Ecuador y ahora trata de emplearse en Venezuela.
Lo que sucede en Venezuela es parte de la trama que el gobierno norteamericano realiza en numerosos países del mundo, descontento con el espíritu independentista de sus pueblos, especialmente en Latinoamérica.
En este proceso liderado por Maduro es de urgente necesidad un gran sacrificio para hacer prevalecer el debate que pasa por la construcción de una sociedad con valores éticos y morales y de rechazo al consumismo. Solo así se construye la Patria nueva y se derrota al Imperio y sus lacayos.

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