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Una visita mediática y electoral

2 de julio de 2019

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Mientras los dueños del mundo, agrupados en el G20, celebraban una reunión en Osaka, Japón, el excéntrico presidente estadounidense Donald Trump acudió a su acostumbrado tuit e invitó —de manera informal— al presidente de la República Popular Democrática de Corea, Kim Jong-un, a reunirse el pasado fin de semana en la conocida Zona desmilitarizada, que divide a las dos Coreas.

Tanto la invitación como la reunión misma entre ambos mandatarios, pusieron de manifiesto algo que ya es norma en la conducta del gobernante de Estados Unidos: su improvisación, aunque el tema sea de máxima importancia.

Las televisoras y otros grandes medios siguieron a Trump, paso a paso, hasta su llegada —primer presidente norteamericano que lo hace— a la Zona Desmilitarizada, y el cruce de la línea divisoria por breves momentos.

Su frase, «este es un gran día para el mundo», pudiera conllevar una verdad, pero otras veces, en otros escenarios, el magnate presidente de los Estados Unidos ha mostrado su lealtad absoluta a la mentira.

Luego de una reunión de 50 minutos en el  Área de Seguridad Conjunta, conocida como JSA por sus siglas en inglés, Trump dijo haber invitado a Kim a visitar la Casa Blanca.

En lo que parecía ser un paso fundamental de distención, favorable a la península coreana y al mundo, poco o nada se concretó, al menos de acuerdo con las posteriores declaraciones del presidente estadounidense.

Pero, si hubiera dudas, el propio domingo, el diario New York Times publicó un artículo en el que se infiere que dentro de la Administración se está evaluando la posibilidad de pedir a Corea del Norte la congelación de sus programas nuclear, de misiles y de armas químicas y biológicas, en vez de su eliminación completa, como había reclamado hasta ahora.

Según el citado medio, la nueva idea de la Casa Blanca podría ayudar a Trump a conseguir crédito político y probar que ha logrado concesiones de Kim de cara a las elecciones de 2020.

En concreto, de acuerdo al rotativo neoyorquino, el plan de Washington es conseguir que el líder norcoreano desmantele por completo el complejo de Yongbyon, epicentro de su programa nuclear, a cambio del levantamiento de gran parte de las sanciones estadounidenses.

Contra lo publicado por el Times, arremetió el halcón mayor del equipo de Trump, el señor John Bolton, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, quien dijo que debe haber consecuencias contra The New York Times por su artículo.

El señor Bolton negó este lunes que vaya a suavizar su postura en las negociaciones con Corea del Norte y proponer a su líder, Kim Jong-un, que congele su programa nuclear en vez de eliminarlo.

“Leí esta historia del NYT con curiosidad. Ni los miembros del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca ni yo hemos hablado de ningún deseo de ‘conformarnos con un congelamiento nuclear por parte de Corea del Norte’. Este ha sido un intento reprobable para limitar al presidente”, aseveró Bolton.

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