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Una hazaña de generosidad. Altruismo y solidaridad

22 de noviembre de 2019

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Un calificativo exacto para la cooperación médica de Cuba con el mundo pudiera emplearse: ha sido, es y será una hazaña de generosidad, altruismo y solidaridad, que se ha manifestado de manera consecuente y organizada desde el año 1963, cuando la primera brigada médica cubana con esas características llegó a ña recién independizada Argelia.

En aquella ocasión la colaboración cubana se produjo en momentos difíciles, cuando el imperialismo norteamericano hacía esfuerzos por dejar al país sin atención médica y logró despojarlo de tres mil profesionales, que significaban la mitad de los seis mil existentes entonces.

Como se conoce, la Revolución Cubana dio atención preferente desde sus momentos iníciales en el poder a la preparación de los profesionales de la salud, -no solo médicos, sino enfermeras y enfermeros así como todo tipo de técnicos de la salud,- y hoy cuenta con un impresionante y calificado “ejército de batas blancas” que cubren todo el sistema y prestan sus servicios a la población, que lo recibe de manera absolutamente gratuita en hospitales, policlínicos, médicos de familia, laboratorios, postas médicas y otros centros.

Junto a ello, se desarrolló un vasto sistema de enseñanza de las ciencias médicas que incluye varias decenas de universidades, facultades e institutos tecnológicos de la salud, donde se prepara constantemente el personal médico en sus diversas categorías, a cargo de miles de profesores graduados de esas especialidades.

Guiada por los principios solidarios y de cooperación que la inspiran desde su nacimiento, la Revolución Cubana no podía dejar de poner una parte de esa poderosa fuerza científica y asistencial al servicio de la humanidad y particularmente de los más necesitados y vulnerables.

La Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes no podía serlo solo de sus fronteras hacia adentro, cuando los humildes del mundo están llenos de necesidades y reclaman atención y ayuda que no pueden ni quieren brindarle el imperialismo, el capitalismo y el neoliberalismo.

Nacieron así los planes de colaboración médica de Cuba que hoy abarcan a 65 países y han involucrado desde su inicio a más de cuatrocientos mil profesionales de la salud salvando vidas en todos los continentes, aún en países desarrollados. Nacieron también otras instituciones como la Brigada Henry Reeve para desastres naturales y la Escuela Latinoamericana de Medicina, que en estos días cumplió 20 años de fundada y ya ha graduado más de diez mil médicos de todos los continentes.

Fue un principio sostenido y defendido por Fidel Castro –quién fue el inspirador y conductor de estas ideas–  que esta colaboración sería gratuita para los países más pobres y solo la retribuirían en la medida de lo posible los países que estuvieran en condiciones de hacerlo.

 

Según versiones, el ex presidente de Estados Unidos Barack Obama llegó a decir en una ocasión que debían mirarse en el ejemplo de Cuba, que mandaba médicos mientras ellos mandaban soldados.

Causa por eso indignación –pero risa a la vez– que dos sujetos ignorantes como Trump y Pompeo hayan declarado la guerra a la colaboración cubana y a sus médicos, verdaderos misioneros de la vida más allá de cualquier ideología, creencia o posición política.

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