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Una decisión valiente, sabia y digna

4 de enero de 2017

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La decisión del presidente ruso Vladimir Putin de no expulsar a ningún diplomático estadounidense como respuesta simétrica a la expulsión de 35 diplomáticos rusos por parte de la Administración Obama puede calificarse no solo como un paso extraordinariamente valiente, sino también sabio y digno puesto que reivindica el honor nacional, a la vez que evita caer en provocaciones y trampas poniendo en evidencia las verdaderas intenciones de los actuales gobernantes estadounidenses al respecto.

No hay que ser un especialista en el tema para comprender y observar la sostenida y deliberada política anti rusa y el cerco militar contra ese país, desatado desde el pasado gobierno de Bush hijo y sorprendentemente continuado durante los dos mandatos presidenciales próximos a concluir.

El resurgimiento de Rusia como poderoso e influyente factor internacional desde la llegada del presidente Putin y su equipo –tras la debacle de la URSS y el infame período de Boris Yeltsin– se ha convertido en una píldora muy difícil de digerir para quienes aun aspiran al dominio y hegemonía mundial de Estados Unidos.

El complejo militar- industrial y otros grandes intereses económicos del Imperio parecen empujar al país hacia los tiempos de la llamada “guerra fría”, ignorando los cambios que han tenido lugar en el mundo y dentro de los propios Estados Unidos, como en parte se hizo visible durante la reciente campaña electoral.

Tal parece que la “guerra contra el terrorismo”, donde el papel de Estados Unidos queda todavía en entredicho, y la fobia anti musulmana no son suficientes para mantener a la voraz maquinaria de guerra, que alega tener un papel crucial en la economía.

Al dejarse arrastrar y caer víctima de esas terribles presiones –que bien conoció John F. Kennedy– cualquier inquilino que ocupe la Casa Blanca y no se enfrente a ellas resueltamente se convertirá igualmente en promotor de una política de amenazas, chantaje y guerras que el mundo en general rechaza, incluso aliados a Estados Unidos.

De ahí que no pocos analistas vean en la expulsión masiva de diplomáticos rusos, sin precedentes siquiera en la época de confrontación con la Unión Soviética, como una medida encaminada a degradar las relaciones con Rusia lo más posible, tan solo 20 dias antes del traspaso de mando presidencial.

Por lo pronto, agradezcamos a Putin su ecuánime reacción ante una agresión brutal como la que se ha cometido contra su país, fundamentada en acusaciones absurdas que tampoco han sido probadas.

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