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Una CELAC fortalecida y avanzando

22 de septiembre de 2021

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Evidentemente, para desgracia de los imperialistas yanquis y sus acólitos y servidores, la celebración y los resultados alentadores y exitosos de la recién efectuada VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en la Ciudad de México no pueden constituir buenas noticias ni felices augurios en los planes de dominación imperial sobre la región, ni para el futuro de la Doctrina Monroe y la teoría del “patio trasero”, ni para el porvenir que le resta a la utilización de la  decadente y desprestigiada OEA como instrumento servil de conspiración y golpismo.

Si hacemos un balance de lo que allí se debatió y acordó, resulta fácilmente que los elementos comunes a los esfuerzos conducentes a la autodeterminación de los pueblos, la no intervención y la igualdad jurídica de los Estados –tal como establece la Carta Magna de las Naciones Unidas– estuvieron en el centro de la jornada, según lo propuesto por el gobierno de México como presidencia protémpore, en lo que constituyó un retorno del país azteca y en particular del presidente López Obrador al liderazgo tradicional de la diplomacia mexicana.

La notable concurrencia de presidentes, primeros ministros y cancilleres que procedían de los más variados significados políticos e ideológicos y plataformas subregionales de integración, como CARICOM y ALBA-TCP, otorgó a la Cumbre de la CELAC una representatividad y mandato que no podrá ser desconocido por Washington y tendrá un peso importante en los organismos internacionales, donde América Latina y el Caribe no han podido expresarse hasta hoy con una prevaleciente voz única. Solo el languideciente y enloquecido Bolsonaro mantuvo fuera a Brasil, pero ello  no será seguramente por mucho tiempo.

Como es habitual desde hace siglos, la consigna imperial de “divide y vencerá” fue la esgrimida por el gobierno de Estados Unidos, que esta vez usó como vocero al presidente uruguayo, personajillo de segunda categoría que rápidamente quedó aislado, sin apoyos y contundentemente respondido.

Por lo demás –y así lo refleja la Declaración Política– en la Cumbre y desde su etapa preparatoria, se logró un espíritu unitario, de confianza y respeto mutuo que nunca podrá excluir totalmente  algunas diferencias puntuales, salvadas siempre en interés de los objetivos superiores que nos unen como región.

Esa es la lección que deja la VI Cumbre de la CELAC y sus acuerdos les permitirán seguir avanzando por un camino que parecía imposible transitar hace pocos años y hoy se consolida y se amplía en una organización como la CELAC, donde los países de América Latina y el Caribe –como Zona de Paz– podrán seguir agrupados por sí mismos sin injerencia imperialista para el logro de consensos necesarios y soluciones conjuntas, en un marco de cooperación, integración y respeto.

Por mucho que traten de ocultarlo o ignorarlo los medios de comunicación y las redes sociales al servicio de la dominación yanqui, la VI Cumbre de la CELAC y sus resultados fueron como un mazazo en el centro mismo de la estrategia imperial y, por tanto, de todos los intereses que la rodean.

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