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Una buena oportunidad

16 de marzo de 2019

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La sola celebración de elecciones legislativas consideradas como límpidas y transparentes en el pequeño estado africano de Guinea-Bissau, ya es un logro para aquellos que luchan para evitar que males mayores lo hagan insostenible como nación, luego de conquistar en 1973 la independencia del colonialismo portugués, derrotado por un aguerrido ejército guiado por Amílcar Cabral, fundador del Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC).
Precisamente, el PAIGC acaba de ser el partido más votado en esas elecciones, al obtener 47 curules de los cien en juego, porque dos representan a los repatriados de África y Europa.
Esto es importante, porque aunque perdió diez escaños, ha logrado montar una coalición con pequeñas agrupaciones también de tintes progresistas, lo cual le da mayoría y la posibilidad de que su secretario general Domingos Simoes Pereira, vuelva a ser primer ministro, cargo del que había sido destituido por el presidente José Mario Vaz, hecho que causó el estallido de la crisis y que a duras penas se está saliendo ahora, cuyo colofón pudiera ser las elecciones presidenciales para dentro de unos meses.
Esta nación de apenas 36 125 kilómetros cuadrados y poco más de un millón 600 000 habitantes ha sufrido cuatro golpes de Estado y 16 intentos en los últimos 46 años, inestabilidad que alentó el establecimiento de narcotraficantes y su ligazón con algunos políticos cercanos a las fuerzas armadas, algunos de los cuales han sido sancionados por Naciones Unidas y entidades africanas. Entre ellos se encuentra el hijo de Vaz.

 

PERO HAY ALGO PEOR

 
Los desaguisados locales han sido aprovechados por el Fondo Monetario Internacionalpara imponer sus consabidos “ajustes estructurales”, que no es más que tener bajo su mano a la población y el control de recursos minerales aún inexplotados.
También hay que fijarse en el rendimiento de la agricultura, la ganadería y la pesca, aceptables si fueran a parar a la boca de cada habitante.
Pero no es así, porque todavía las ansias locales de poder, principalmente las ligadas al Estado, no garantizan las necesidades básicas, las cuales son muy inmediatas, como el acceso a la salud., la alimentación y la escuela, todo cuestionado, porque hay una situación política que hace que al Estado sólo le interese mantener el poder y la población es un rehén, con el agravante de que nadie había logrado vislumbrar una solución durante años.
Ahora eleva las esperanzas en los resultados de las elecciones legislativas elevan las esperanzas, aunque una comisión de Naciones Unidas apuntó que aún faltan muchas cuestiones que resolver.
En este contexto, el sociólogo Dautarin da Costa afirmó que la “mala voluntad y mala fe agudiza más la situación, porque impone una situación de carencia y de falta de todo, como también impone la sensación de que no hay solución que puede contribuir para una solución inmediata
“No podemos dejarnos engañar con este silencio. Parece que nadie está sufriendo o pasando hambre, porque este pueblo se ha acostumbrado a vivir sin Estado, pero este pueblo no se ha acostumbrado a vivir en este estado de ausencia total de todo y, por eso, hay que tener alguna cautela, porque no todo vale en la disputa política “, subrayó.
No obstante, la celebración de elecciones legislativasválidas en todos los sentidos pudiera ser una nueva y buena oportunidad para esta nación africana.

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