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Una apuesta mediática cruel

13 de marzo de 2019

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El plan norteamericano contra Venezuela es totalmente bochornoso, injerencista, violador de todos los derechos internacionales y un crimen contra quienes sufren por las sanciones de Estados Unidos, la guerra económica y en la última semana por la falta de energía eléctrica luego de los sabotajes continuados para crear el caos y la inseguridad en la nación bolivariana.

Esa realidad –etiqueta identificativa de los gobiernos de Washington– ha tenido esta vez un acompañante no menos vil y mentiroso: los grandes consorcios mediáticos que se han esforzado por crear falsos positivos, contradecir las verdades, formar estados de opinión internacional contrarios a Caracas e, incluso, enrolarse en show como el de la frontera entre Colombia y Venezuela y «dar el palo periodístico» divulgado noticias sin confirmar y mentiras con patente de verdad, que luego se han venido desvaneciendo según pasan los días.

En mi opinión, que un gran medio de comunicación, sea norteamericano, español, chileno, brasileño o colombiano, se enrole en esta fábrica de mentiras contra Venezuela, más que lamentable es condenable y abominable.

Todavía hoy, un mes y varios días después de que el montaje mediático se desplomara, hay grandes medios, agencias, televisoras y sobre todos redes que dicen ser sociales, que se empeñan en estar al lado de la mentira y hasta se alinean contra quienes hacen sufrir a todo un pueblo.

Por estos días, junto al despacho noticioso fechado en Washington que daba a conocer un trabajo periodístico del The New York Times en el que se afirmaba que la quema del camión con supuesta ayuda humanitaria en la frontera, fue causada por elementos de la oposición, todo lo contrario a la culpa que se había hecho creer era de la nación bolivariana.

Los que lanzaron los cocteles Molotov –guarimberos, terroristas– nunca fueron miembros de la guardia bolivariana, sino delincuentes pagados desde Colombia para que crearan un falso positivo que sería el momento esperado para la entrada en acción de los militares norteamericanos y colombianos, apostados al otro lado de la frontera con Venezuela.

Dos días después del «destape» noticioso del Times que ponía al descubierto la verdad, otro gran medio, la BBC Mundo, comentaba respecto a los apagones en Venezuela, con los siguientes párrafos: «El jueves pasado se produjo un apagón que llegó a afectar prácticamente a todo el país y que para las 5 de la tarde de este lunes llegó a sumar 90 horas continuas sin flujo eléctrico en Maracaibo, la segunda ciudad más grande, así como en otras importantes urbes del centro occidente del país».

Luego agregaba: «según el gobierno de Nicolás Maduro, fue causado por un sabotaje en la principal hidroeléctrica del país, la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, conocida como el Guri».

Y finalmente, el veneno mediático: «pero expertos del sector apuntan a un incendio en el corredor de la principal línea de transmisión del servicio del Guri».

Y para no dejar fuera del compendio desinformativo al payaso autotitulado «presidente interino», Juan Guaidó, la BBC cita a ese personaje quien, según la agencia, «recuerda que desde 2013 las instalaciones eléctricas en Venezuela están militarizadas» lo que supondría la imposibilidad de un sabotaje contra las mismas.

De esa forma, usando la mentira como patrón, grandes medios internacionales se han alineado al gobierno de Donald Trump, a Marco Rubio, Pompeo, Bolton, y otros, que lo han apostado todo para derribar al gobierno legítimamente elegido por el pueblo, de Nicolás Maduro.

Es una apuesta deliberada, un plan siniestro, un ejercicio de la peor factura. Es, tanto por los que han elaborado y llevado a cabo el plan, como los grandes medios que se han puesto a su servicio, la más infame guerra contra un país y un pueblo que resisten estoicamente.

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