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Un solo camino

5 de septiembre de 2019

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El Gabinete de Seguridad de Israel –el comité de ministros que toma las decisiones claves en materia de defensa– acaba de aprobar la construcción de 715 viviendas para los palestinos en la denominada Área C, la zona bajo control exclusivo sionista en Cisjordania, algo realmente inusual, sino fuera porque estaba esperando la visita de Jared Kushner, enviado de la Casa Blanca para impulsar el denominado acuerdo de paz del presidente Donald Trump, que cuenta con la complicidad de aliados europeos y de los regímenes reaccionarios árabes.

Menos propaganda recibieron la destrucción  de70 viviendas palestinas en Jerusalén Este, los continuados bombardeos a la Franja de Gaza, los ataques a Siria, Iraq y el Líbano; las presiones a Irán y  sobretodo, la “vara abierta” que se le ha dado a los colonos para seguir ocupando la tierra ajena.

Con vistas a las próximas elecciones legislativas, el primer ministro Benjamin Netanyahu apeló al voto de los colonos prometiéndoles unas 2 300 nuevas viviendas en Cisjordania y, en este contexto, legalizó con efectos retroactivos asentamientos que habían sido construidos ilegalmente, bien denominados de salvajes (outputs).

También se ha amenazado de demolición a un colegio palestino, al que no se le permite la entrada de los alumnos, porque está en una zona que será exclusiva de los ocupantes.

En cuanto a la regularización de los outputs o colonias salvajes –medio centenar de asentamientos aislados erigidos sin permiso sobre terrenos reconocidos por Israel como propiedad privada de palestinos– sigue su curso imparable, tras la reforma legal auspiciada hace dos años por el gabinete considerado el más reaccionario en la historia de Israel.

Los más recientes  son los de Gibar Salir (valle del Jordán), Ibex Anual (sureste de Belén) y Héroe Hariri (este de Jerusalén).

Esta última colonia se sitúa cerca de la aldea beduina de Jan al Ahumar, amenazada de desalojo y demolición por una orden del Ejecutivo ratificada por el Tribunal Supremo. “Mientras se niega a los habitantes palestinos licencia para construir, la política de discriminación favorece a los colonos israelíes en ese mismo lugar”, denuncia la organización pacifista Paz Ahora.

Pese a las normas internas de Israel, la comunidad internacional considera ilegales todos los asentamientos que se han alzado desde hace 52 años en Cisjordania y Jerusalén Este. La Autoridad Palestina ha instado a la fiscalía de la Corte Penal Internacional a investigar la colonización israelí en territorios militarmente ocupados, como presunto crimen de guerra en vulneración de las convenciones internacionales.

Entre el 2009, año de la llegada al poder de Netanyahu, y el 2016, último ejercicio con datos contabilizados por Paz Ahora, las autoridades militares solo han permitido en el Área C de Cisjordania la construcción de 66 edificaciones palestinas, frente a las 12 763 viviendas para colonos.

El Ministerio de Defensa dio al mismo tiempo luz verde inicial a la construcción de 6 000 nuevas viviendas en los asentamientos judíos en territorio ocupado. Su aprobación parcial no ha tardado en llegar.

Uno de los planes de urbanización aprobados ahora por el Ministerio de Defensa refleja el doble rasero que se aplica a los palestinos cuando se trata de construcciones próximas a la barrera de separación: los muros y vallas levantados por Israel en torno a Cisjordania.

Mientras que en Wad Humus (Jerusalén Este) fueron demolidas las ya mencionadas 70 viviendas palestinas, invocando razones de seguridad, al haberse construido demasiado cerca de la barrera, en el asentamiento de Gane Mudin (oeste de Ramala) se ha autorizado sin reparos la edificación de 194 casas para colonos judíos en una zona adyacente a la valla de separación.

Los residentes de Wad Humus ofrecieron al Ejército hacerse cargo del coste de elevar la verja de seguridad para impedir la infiltración de posibles atacantes. Las autoridades israelíes rechazaron una propuesta de cooperación de los palestinos que, sin embargo, ha sido aceptada a los promotores de Gane Mudin.

Nada que hacer en el ámbito pacífico con los sionistas.

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