ribbon

Un Peter Pan infanticida

19 de octubre de 2015

|

 

Comentaba con el escritor y coterráneo jatiboniquense Mario Verdugo (Sangre de jurados) como imprecaba y luego denostaba a Peter Pan en su cuento “Put on the parachute”, al hacerme recordar que con el nombre del héroe de cuentos infantiles la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Departamento de Estado iniciaron en un octubre de hace 55 años la operación que dejó sin familia, nacionalidad, identidad cultural, asidero ético y vida espiritual a unos 14 048 niños y adolescentes cubanos que fueron enviados a Estados Unidos para “salvarlos” de los “macabros” efectos de una ley “fantasma” que el Gobierno revolucionario jamás concibió y mucho menos promulgó:
La “tenebrosa” Ley de la Patria Potestad, la misma que mantuvo secuestrado en Miami al niño náufrago cubano Elier González, un nuevo Peter Pan de finales del siglo pasado.
Basada en el colosal artificio de que el recién instalado Gobierno Revolucionario se proponía quitar la patria potestad a los padres de todos los niños cubanos para enviarlos a campos de trabajo en la Unión Soviética, esa operación causó profundo trauma en un amplio sector de la llamada clase media en tiempos de gran turbulencia social.
Se supone que la operación fue dirigida hacia ese estrato social, porque el grado de integración de la alta burguesía cubana con Estados Unidos era tal que no requería de asistencia alguna para trasladarse con sus familias a ese país, a donde todos ellos viajaban instantemente para recreo o motivos de trabajo
Al efecto, recuerda el periodista cubano Manuel E. Yepe en la versión digital de Rebelión que “prueba de ello es que James D. Baker, director de la escuela estadounidense Ruston Academy –donde, por cierto, yo concluí estudios en 1955 de bachilerato y ‘high school’– fue una de las figuras centrales en la Isla de la Operación Peter Pan y, sin embargo, ni uno solo de los más de 14 000 niños secuestrados era alumno de aquella escuela, que estaba selectivamente reservada para hijos de estadounidenses radicados en La Habana o de cubanos de altos ingresos”.
Es decir, este fue un caso de guerra psicológica contra Cuba, en la que las palabras hacen infinidad de daño y preparan o encubren las más tangibles, como las que se utilizaron para falsear los verdaderos motivos de la agresión a Iraq.
En este contexto, el investigador titular doctor Ramón Torreira Crespo y el licenciado José Buajasán Marrawi publicaron hace 15 años el libro Operación Peter Pan. Un caso de guerra psicológica contra Cuba”, prologado por el doctor Ricardo Alarcón de Quesada, entonces titular del Parlamento cubano.
Desde el punto de vista estructural, esa obra está diseñada con base en los siguientes capítulos:
“Introducción a un libro imprescindible; Escenario socio-político en que se desarrolló la Operación Peter Pan; Campaña sobre la patria potestad y el programa para niños refugiados cubanos: Surgimiento de la Operación Peter Pan; Preparativos y desarrollo de la segunda etapa; Presencia de la CIA en la Operación Peter Pan; Participación de sacerdotes, laicos y organizaciones eclesiásticas en Cuba; la CIA reactiva la campaña de la patria potestad; Enfoque de los apologistas de la operación; Algunos relatos testimoniales de los niños sacados de Cuba; Vertientes políticas adoptadas por los niños; Daños psicológicos en niños víctimas de la Operación Peter Pan; ¿El último vuelo de la Operación Peter Pan? Es impostergable contar la verdad”.
Acerca de las vertientes políticas adoptadas por los niños, se produjeron divisiones en el curso de los años, en los que se encuentran actualmente quienes se aferraron a sus raíces y defienden lo cubano, en un ambiente verdaderamente hostil, y aquellos que fueron asimilados por los imperialistas, dieron la espalda a sus familias y se situaron junto al país que los secuestró, como los muy publicitados Mel Martínez, político, y el músico Willy Chirino, quien –coincido con Verdugo– deja ver atisbos de añoranza en su pieza Háblame de Jatibonico, aunque inferior cultural y musicalmente, a nuestro entender, al son dedicado a esa localidad por el galardonado de la cultura cubana Alcides Ríos.

Comentarios