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Un derecho pisoteado

1 de diciembre de 2022

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No creo que exista un mejor medidor de la arbitraria política internacional fomentada y mantenida por los gobiernos de Estados Unidos, que la denominada «causa palestina».
El 3 de septiembre de 1979, durante la inauguración de la VI Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, el líder de la Revolución cubana, comandante en Jefe Fidel Castro, refiriéndose a Palestina expresó: «Ningún despojo más brutal de los derechos a la paz y existencia de un pueblo se ha cometido en este siglo».
Y el tiempo ha demostrado cuán lejos está la humanidad de hacer predominar la justicia y el derecho a la vida de los pueblos, mientras ha predominado la inacción de los organismos internacionales creados para preservar la paz y proteger a los seres humanos.
No sería nunca suficiente que las Naciones Unidas haya declarado, desde 1977, la fecha del 29 de noviembre como Día Internacional de Solidaridad con el pueblo palestino. Como tampoco lo es que cada año se levanten voces de apoyo, mientras en las calles de Cisjordania o en el propio Jerusalén, los soldados sionistas agreden a la población árabe y se cuenten por decenas los jóvenes palestinos asesinados.
La población de Gaza sufre un verdadero genocidio sionista e, incluso, de la carencia de servicios básicos para la vida como la alimentación y la salud, cuando los soldados y la aviación israelí lanzan bombas de todo tipo, matan personas y destruyen edificaciones.
En el propio discurso de Fidel en 1979, citado al inicio de este artículo, se expresa: «Repudiamos con todas nuestras fuerzas la despiadada persecución y el genocidio que en su tiempo desató el nazismo contra el pueblo hebreo. Pero no puedo recordar nada más parecido en nuestra historia contemporánea que el desalojo, persecución y genocidio que hoy realizan el imperialismo y el sionismo contra el pueblo palestino»,
Por su parte, el General de Ejército Raúl Castro, al intervenir ante la ONU en septiembre de 2015, aseguró que «Una solución justa y duradera al conflicto del Oriente Medio exige, inexorablemente, el ejercicio real del derecho inalienable del pueblo palestino a construir su propio Estado dentro de las fronteras anteriores a 1967 y con su capital en Jerusalén oriental, lo que enérgicamente apoyamos».
Sin embargo hoy, cuando estoy redactando estas líneas y el mundo debía celebrar con hechos reales y no con promesas que no se cumplen, el Día de Solidaridad con el pueblo palestino, las noticias de aquella región árabe, dan cuenta de un nuevo asesinato, el tercero en menos de diez días, de un joven víctima de las balas israelíes.
Y es que una sola conclusión tiene el análisis del tema palestino: solo los gobiernos de Estados Unidos pueden poner fin al genocidio contra esa población árabe, y no lo hace.
Cuando Washington deje de financiar todo el armamento a Israel—más de 4 000 millones de dólares al año—, cuando deje de vetar las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU exigiendo el fin de la masacre contra la población palestina, entonces se podrá hablar de diálogo real y la paz duradera en un escenario donde deben convivir dos Estados —Israel y Palestina—, este último con capital en Jerusalén oriental y reconocimiento y respeto de toda la comunidad internacional y sus organismos rectores.

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