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Un Congo diferente

17 de marzo de 2014

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Vamos a escribir brevemente sobre un país de África  donde no hay hambre, ni salud pública abandonada y los visos de corrupción están focalizados: la República del Congo.
Nación de poco más de cuatro millones de habitantes en 342 000 kilómetros cuadrados, sufrió como otras tantas del continente el dominio colonial y el posterior neocolonialismo, luego de declararse nominalmente independiente, aunque ha podido mantener en los últimos años gobiernos relativamente estables, como el actual del reelecto presidente Denis Sassou Nguesso.
El mandatario, además de la mayoritaria aceptación popular, tiene como paradigma de honestidad a Marien Ngouabi, asesinado el 19 de marzo de 1977, a los 38 años de edad, por negarse a las exigencias de Francia para invadir Cabinda (Angola).
Pertenecía a la generación de los jóvenes nacionalistas africanos (Cabral, Lumumba, Sankara, etc.); después de los intentos de liberar África, muchas de estas grandes personas fueron asesinadas o excluidas por un golpe de Estado financiado por Occidente.
Ngouabi creó en su tiempo el primer Estado marxista-leninista de África, la República Popular del Congo, que estableció estrechos vínculos con la desaparecida Unión Soviética y los aún imperecederos con Cuba, con la que existen estrechas relaciones en diversas ramas desde el principio de sus relaciones diplomáticas, hace 50 años, , primordialmente en la salud.
Gran parte del avance de la nación, tanto en la industrialización como en la agricultura, se la debe a la colaboración con la República Popular China, con cuyo gobierno acaba de firmar acuerdos de cooperación en comunicación, infraestructura y banca.
Como parte de la colaboración china con la República del Congo, en esta nación africana se construyen viviendas, aeropuertos y carreteras, entre otros proyectos, en tanto hay un creciente intercambio comercial que ya supera los 5 080 millones de dólares.
China, país que profundiza sus vínculos amistosos y de colaboración con África, se convirtió desde el 2009 en el mayor socio comercial de ese continente, con un fuerte crecimiento en las inversiones, ascendente a más de 200 000 millones de dólares.
Ello ha incididlo en el crecimiento del Producto Interno Bruto congolés, que, excluido el sector petrolero, alcanzó un 7,4% en el 2011 y alrededor del 7,8% en el 2012.
Pese a un aumento muy significativo del gasto público (37,4% en gastos corrientes y 42,7% en inversión), la República del Congo sigue siendo el país africano con el saldo presupuestario más favorable, alcanzando un superávit del 19,5% en el 2011 y un 20,3% en el 2012, con una inflación media anual de poco más del 5,2%.
Lo positivo de la colaboración con China, causó la injerencia del presidente Barack Obama, quien en una gira por Sudáfrica “alertó” sobre el modelo de inversión del gigante asiático en el continente, a lo cual respondió Beijing de que su relación con África es “abierta e inclusiva”.
“China presta mucha atención a que los recursos de África produzcan ventajas para el desarrollo del continente”, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores chino, el cual puso como ejemplo la construcción de infraestructuras e industrias, su preocupación de que pueda seguir su desarrollo de manera independiente, y que, al contrario de la actitud de Estados Unidos, está “preparada para llevar a cabo esfuerzos comunes junto a la primera economía mundial, con el fin de favorecer el avance de África.
Por lo pronto, Brazzaville se unió a la Red de Ciudades Creativas de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, lo que eleva a 38 el total de localidades en todo el mundo que cuentan con esa distinción. La capital de la República del Congo lo hace a través de su música, factor estratégico- destaca la UNESCO- para el desarrollo sostenible.

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