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Ultraderecha que se empodera

26 de diciembre de 2023

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Cada vez más la extrema derecha impone su diatriba al gobierno conservador de Enmanuel Macron, quien de una manera u otra va cumpliendo sus objetivos más onerosos sin dar plenamente la cara, aprovechando la división de la izquierda en Francia.

Ahora, en un marco de violencia racista, el Parlamento aprueba un polémico proyecto de ley que cuestionado por sus disposiciones más estrictas y que reduce significativamente los beneficios de asistencia social para los extranjeros.

El texto es tan fuerte que allegados a Macron expusieron su descontento, sin que el mandatario se haya dado por aludido.

Primero, el Senado, donde la derecha es mayoritaria, aprobó el texto por 214 votos contra 114. Posteriormente, en la Asamblea Nacional (Cámara Baja), los legisladores le dieron luz verde, con 349 votos a favor y 186 en contra.

El partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN), de Marine Le Pen, se mostró a favor del texto, impulsado por el ministro del Interior, Gerald Darmanin, quien aceptó la mayoría de las modificaciones deseadas por los republicanos, al tiempo que mostraba su lado más reaccionario, al exponer públicamente su alegría por haber golpeado duro al migrante.

“Vamos a votar a favor de este texto (de la ley de inmigración) tal y como salga de la comisión mixta”, declaró previamente la diputada ultraderechista Marine Le Pen, saludándolo como “una victoria ideológica de su Agrupación Nacional.

Por su parte, el jefe de Los Republicanos (LR), Éric Ciotti, dijo que su partido se “impuso” con su texto sobre inmigración, resultante de la comisión mixta, y que los 62 diputados de esa agrupación lo apoyarán.

El objetivo es hacer menos atractivo el modelo social francés que, según Ciotti, es el “más generoso” de toda Europa con los extranjeros, lo que favorece un aumento de las llegadas.

Mientras, el líder de los diputados del Partido Socialista, Boris Vallaud, lo condenó como “una vergüenza absoluta” y “un gran momento de deshonra”.

“¡Contrólense!”, reaccionó el líder de izquierda Jean-Luc Mélenchon. “No dejen que la Agrupación Nacional contamine las leyes”, suplicó.

“Aplicar el programa de la ultraderecha es el fin del aluvión republicano”, advirtió también el jefe socialista Olivier Faure, quien invitó a los diputados macronistas “a permanecer unidos” frente a la iniciativa del gobierno. “Hay momentos en los que las convicciones deben 0prevalecer sobre la sumisión al líder”, afirmó.

El compromiso alcanzado el martes se basa, en particular, en una distinción entre los extranjeros no comunitarios en función de si “trabajan” o no.

Para los subsidios familiares, el derecho exigible a la vivienda y el subsidio personalizado de autonomía, se ha fijado un periodo de cinco años para los que no trabajan. Para los que trabajan, el periodo es de 30 meses.

En fin, la bancada oficialista aprobó una serie de medidas reclamadas por la ultraderecha, entre ellas las cuotas plurianuales de inmigración, que fijará el Parlamento, y la reintroducción de un delito de residencia ilegal castigado con multa.

Como es ya usual en ésta y otras cuestiones, el gobierno también respondió a los ultimátum de la reacción, en particular con un compromiso escrito de reformar la ayuda médica del Estado “a principios del 2024”.

 

PREOCUPACIÓN

Estas concesiones preocupan a las asociaciones. “Los diques estallan uno tras otro”, dijo Fanélie Carrey-Conte, secretaria general de la ONG Cimade, que insta a “detener esta carrera hacia el abismo”.

En un comunicado conjunto, decenas de asociaciones, sindicatos y ONG, entre ellas France terre d’asile y la Ligue des droits de l’homme (Liga de Derechos Humanos), lamentaron que el texto “sea el proyecto de ley más regresivo desde hace al menos 40 años para los derechos y las condiciones de vida de los extranjeros, incluidos los que llevan mucho tiempo en Francia”.

Los detractores de un texto excesivamente duro recibieron el martes el apoyo del Movimiento de Empresas de Francia, cuyo líder, Patrick Martin, subrayó que la economía francesa necesitará “masivamente” “mano de obra inmigrante” en las próximas décadas.

 

SOSLAYANDO

Pero nadie se preocupó por la violencia física que están recibiendo los menores que llegan sin compañía de sus mayores a Francia.

Desde el 2015, existe un aumento significativo de la entrada de menores extranjeros no acompañados. En el 2018, ya Médicos Sin Fronteras denunciaba un reconocimiento de la minoría de edad en todo el país por debajo del 50%, y reportaba que la obligación de proporcionar alojamiento inmediato no estaba siendo cumplido.

En el informe de menores no acompañados del 2022, publicado este septiembre por el Ministerio de Justicia francés, se señala un aumento general del 30% respecto al 2021, con un especial aumento por el lado de las mujeres jóvenes, quienes, respecto al año anterior, aumentaron un 73%.

En este mismo documento oficial, se recoge la llegada (contabilizada) a París de 572 menores de orígenes diversos, a destacar Malí (15,9%), Costa de Marfil (13,06%), Argelia (13,03%), Marruecos y Guinea Conakry (con el mismo porcentaje de 10,7%). Los menores procedentes de países no francófonos pretenden en la mayoría de los casos llegar a Reino Unido, de ahí el alto porcentaje de menores afganos (18%) en Calais.

Lo que este informe no recoge son las vulneraciones perpetradas por las administraciones francesas. Entre otros: la presencia de menores no reconocidos en los centros de retención administrativa, dar citas de permiso de residencia a menores (trámite reservado a adultos y cuya aceptación implica el rechazo de facto de su reconocimiento como menores) o la espera en situación de calle hasta que dicho reconocimiento llega.

Por lo tanto, la supresión de la presunción de la minoría de edad sería la culminación en forma de ley de una práctica de hecho de las administraciones francesas. Roxanne Pitchelu, copresidenta del Centro Tara, narra que existen dos tipos de criterios para el reconocimiento de minoría: el físico y el psicológico. Afortunadamente, las pruebas médicas de pubertad para chicos y chicas habían desaparecido en el 2017. Sin embargo, el máximo grado de violencia y deshumanización viene en las pruebas psicológicas.

Pitchelu asegura que dichas pruebas las realizan ONGs con alto grado de financiación (también estatal) con un criterio reglamentado de aplicación variable. No solo se les expone a preguntas que les hace revivir un dolor inimaginable, sino que además en los informes de denegación de la minoría de edad las conclusiones incluyen prejuicios racistas sobre ‘’la cultura africana’’ o ‘’ciertas tradiciones que no concuerdan con el modelo francés’’.

Un ejemplo que Pitchelu relata es el informe de denegación de uno de los jóvenes que acompaña. En él, se aseguraba que no podía ser menor porque cuando hablaba de la muerte de su madre no mostraba suficiente emoción. Cuando T. (pseudónimo del jóven) leía dicho documento lloraba asegurando que él sí estaba afectado por la pérdida de su madre.

Además, la copresidenta de Tara destaca que existen problemas de salud mental severa donde la asociación está debiendo acompañar a algunos chicos para que reciban asistencia psiquiátrica.

A la violencia actual de la gendarmería y los grupos racistas, cabe añadir que las audiencias de recurso contra la denegación de la minoría de edad están llegando siete u ocho meses después en los tribunales administrativos de Bobigny, Créteil y París. Hay casos en los que, mientras se espera, habrá que dormir debajo de un puente o en un lugar de los menos visibles en París, la denominada ciudad del amor.

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