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Turquía adquiere antimisiles rusos S-400

12 de julio de 2019

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Una nueva arma rusa desata la polémica entre las naciones de Occidente y en especial en los Estados Unidos, cuestionando a los países que desean comprarla para que forme parte de su arsenal defensivo.

Se trata de los sistemas antimisiles rusos S-400 y la noticia que motiva este comentario es la llegada, el 12 de julio, de los partes de tales sistemas a la base aérea turca Murted, muy cerca de Ankara, según el diario Hueeiyet.

La publicación turca informa además que “las entregas de los componentes restantes se realizarán en los próximos días” y que el ministro de Relaciones Exteriores de ese país, Mevluy Cavosoglu comentó que “Ankara y Moscú trabajan en estreche cooperación en relación con el comienzo del suministro de las unidades rusas”.

Por su parte el secretario de prensa del Kremlin, Dmitri Peskov, recalcó que los envíos “se realizan en estricta conformidad con los acuerdos alcanzados y los contratos firmados. Se cumplen todas las obligaciones de las partes”, agregó en declaraciones a la prensa rusa.

Turquía se comprometió a comprarle a Rusia dos sistemas S-400 –cuatro baterías en total– por valor de 2 mil 500 millones de dólares, según acuerdo suscrito a finales del 2017.

Según Rusia Today, el sistema antiaéreo S-400 Triumf es capaz de abatir aparatos aéreos de tecnología furtiva, misiles de crucero, misiles balísticos tácticos y táctico-operativos.

El S-400 tiene un alcance de hasta 400 kilómetros y puede destruir blancos a alturas de hasta 30 kilómetros; por sus prestaciones, este sistema pertenece a la generación 4+ y es el doble de eficaz que sus antecesores.

La llegada de los antimisiles a Turquía comienza una nueva etapa en el diferendo creado con su compra. El director general de la corporación estatal rusa Rostec, Serguéi Chémezov, calificó de “competencia desleal” las declaraciones de EEUU sobre la incompatibilidad del sistema antiaéreo con los estándares de la OTAN.

Washington no deja de intentar seducir a Turquía con sus armas, pero Ankara resiste porque el trato con Moscú ya está hecho. La parte turca prefirió los sistemas de defensa antiaérea S-400 rusos a los Patriot estadounidenses. Era de esperar, dado que Rusia les hizo una oferta mucha más seductora.

Las autoridades turcas defienden su derecho a tener su espacio aéreo protegido, de manera que necesitan adquirir un arma lo más efectiva posible y al precio más asequible que ofrezca el mercado. Esto es precisamente lo que le ofreció Rusia.

Estados Unidos hizo lo imposible por persuadir a Turquía. Primero las amenazas y las posibles sanciones, luego contraofertas, pero sin éxito alguno.

La mala noticia para Washington es que hay otros países interesados en el moderno sistema antimisiles e, incluso, países miembros de la OTAN, como Francia, entienden correcta la posición turca de comprar el armamento que consideren más apropiado para sus necesidades defensivas.

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