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TU-154

26 de diciembre de 2016

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Ingratamente sorprendido por esta caída de un TU-154 en el Mar Caspio, sentí la angustia por la pérdida de hermanos rusos, entre ellos el famoso coro del Ejército Rojo, y vino a la mente la posibilidad de que pudiera ser obra del terrorismo, asesino hace unos días del Embajador de Rusia en Turquía, que junto al Imperio se revuelve y no quiere creer su inminente derrota en Siria.
Hacia Latakia, en territorio sirio, se dirigía el aparato ruso, para celebrar este fin de año y el nuevo amanecer que se avizora para los combatientes contra el terror, de ahí que se haga más inminente la sospecha de que no fuera un accidente.
De todas maneras, esta posibilidad existe, porque luego de la disolución de la Unión Soviética, la calidad técnica disminuyó de manera general y sí se produjeron accidentes que involucraban al TU-154, impensables desde su creación en 1983.
La aeronave gozaba fama de ser una de las más seguras del mundo,no conocía accidentes, tenía confort, más que otras naves de mayor realce, y atravesaba largas distancias nacionales sin los percances con el tiempo que muchos conocemos, debido a su resistencia y la pericia de los pilotos de la era soviética.
Atravesar el territorio nacional, desde Moscú hasta Omsk, en la siberiana península de Kamchatka, no era un viaje cómodo, pero sí para el TU-154, cuyos pilotos hacían fáciles aterrizajes difíciles, incluso hasta los denominados a ciegas, uno de los cuales experimenté, cuando la famosa Niebla Negra cubrió Moscú.
En el caso que nos ocupa el avión había sido adaptado para cubrir cuestiones de carácter militar, ya con 33 años de vida activa, pero en ese aspecto había dado buenos resultados y no daba indicios de que le quedara una vida limitada.
Por eso aumentan las sospechas de una acción terrorista, porque el terror no tiene ética, no distingue entre civiles y militares, entre soldados y niños, mujeres y ancianos, y solo tiene como objetivo matar y destruir, como si ello fuera a saciar su sed de venganza.
Incluso en esto tampoco hay nada claro, porque el terrorismo ha tenido, tiene, jefes que han sido instruidos comprobadamente por las agencias de inteligencia occidentales, como, subrayo, ha sido reconocido hasta por sus medios de comunicación.
Para nutrirse busca entre los seres que han sido abandonados, víctimas de la explotación capitalista, y hasta los atrae con una propaganda engañosa en plena niñez y adolescencia, sin abandonar el reclutamiento de experimentados soldados de fortuna, esos que infortunadamente llaman mercenarios.
Perdonen esta disquisición mis compañeros y amigos lectores -si los hay-, pero todavía espero ver el bello, mejor dicho, el muy bello día en que se les haga justicia a las víctimas del terrorismo y no exista este y su incubador hoy día, el imperialismo.

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