ribbon

Trump y el otro Trump

2 de marzo de 2017

|

 

Dos días antes de hacer su presentación ante el Congreso de los Estados Unidos, Donald Trump había anunciado un presupuesto militar que supera en cientos de millones de dólares a los de años anteriores.

También por esos días se había malhumorado con los medios de prensa y hasta renunció a asistir al almuerzo de los corresponsales que religiosamente cada año se realiza con el mandatario de turno.

El clima por estos días parecía algo enrarecido alrededor de la figura de Trump y no pocos esperaban una confrontación cuando pronunciase su discurso ante las dos cámaras congresionales norteamericanas. Pero no fue así.

Al parecer, sus más cercanos colaboradores ayudaron al gobernante a “corregir el tiro” y por todo eso, lo que más ha llamado la atención mediática es que Trump haya hablado, y no gritado, ante quienes ocupan sillas que se convierten en votos –republicanos y demócratas– a la hora de aprobar leyes y otras propuestas que vengan de la Casa Blanca.

Como gancho imprescindible en un país donde la exaltación de la magnificencia colma cualquier escenario, Trump, apenas comenzó su discurso dijo que esta noche se recordará como el momento en que empezó un nuevo capítulo para la grandeza de Estados Unidos.

El tiempo para pensar en pequeño se acabó, enfatizó.

En su tarea de “hablar y no gritar”, buscó suavidad en su lenguaje y dijo que no eran momentos para peleas triviales, pues lo que necesita el país es valor para compartir sueños que llenen los corazones de los estadounidenses.

No obstante, volvió sobre sus planes anteriores y defendió el aumento del presupuesto de guerra y se pronunció por desmantelar carteles criminales, así como detener lo que dijo, es un ambiente de caos que existe en la frontera con México, donde insistió que se construirá un gran muro.

En su discurso, aplaudido por los legisladores demócratas, defendió las extremas medidas contra los inmigrantes y no permitir la entrada al país de personas de varios países.

Según describe BBC Mundo, Trump también dedicó importantes pasajes de su alocución al aspecto económico, prometiendo, sin dar detalles, un importante recorte de impuestos a la clase media.

A la vez auguró un nuevo plan de infraestructura por valor de un billón de dólares.

Para especialistas y medios de prensa, su discurso –hablado y no gritado– no recogió aspectos nuevos, fue más de lo mismo: más seguridad en la frontera, denuncias contra inmigrantes ilegales, nacionalismo económico, la advertencia a los aliados de la OTAN para que paguen más…

Según la propia BBC Mundo, la disertación en el Congreso tuvo un giro poético que no se conocía en las intervenciones de Trump, que por supuesto no alcanza para superar las abismales divisiones que hoy caracterizan al país.

Y de eso se trata, de una nación con profundas divisiones no solo entre uno y otro partido, sino en una sociedad bastante impregnada de quistes malignos en términos políticos y militares que, a su vez, convergen en lo económico y social.

No basta con una clase media favorecida económicamente, cuando hay más de 40 millones de norteamericanos viviendo por debajo de los índices de la pobreza.

Ya Trump se estrenó en el Congreso. Ahora será el tiempo quien evalúe la actuación del mandatario –hablando o gritando– cuando se sabe conductor del país más rico y más militarizado del planeta.

Comentarios