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Trump, Miami y sus “anfitriones”

13 de julio de 2020

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Dos contrarrevolucionarios cubanos fueron escogidos para flanquear al presidente estadounidense Donald Trump, durante la última visita del mandatario a Miami con el único objetivo pre electoral de buscar votos a través de sus mentiras, amenazas y recicladas palabrerías contra Venezuela y Cuba.
Allí estaban Rosa María Payá y Orlando Gutiérrez, los primeros en batir palmas cuando el magnate presidente profería alguna de sus amenazas y falacias contra Cuba.
El anfitrión de la cita, el pastor evangélico Mario Mramnick, dijo al mandatario: «usted es lo que se interpone entre el capitalismo y el socialismo». Por su parte, el republicano de origen cubano, Mario Díaz Balart, añadió: La historia lo registrará como el presidente que libera a este hemisferio del socialismo. «Estos regímenes no sobrevivirán otros cuatro años del presidente Trump», aseguró refiriéndose a Cuba y Venezuela.
En el caso de Rosa María Payá, una vez más rogó a Trump que nombre al Partido Comunista como una organización terrorista y que «corte todos los fondos» que van al régimen.
Ella, como lo ha hecho en reiteradas ocasiones, insistió en que el gobierno estadounidense mantenga el bloqueo genocida contra Cuba, y que exija a los países que reciben colaboración médica cubana que la suspendan.
Se trata del escenario —no nuevo— que encontró el Presidente durante su estancia en Miami. Estaban satisfechos quienes reciben dinero por su labor mercenaria. Quienes piden y hasta exigen más bloqueo. E, incluso, los que han expresado aprobación a una acción militar foránea contra la Isla.
Para que se tenga una idea del ambiente que se respira durante las visitas de Trump a Miami, leamos un párrafo de lo que en una reciente oportunidad allí se dijo: «No solo estamos agradecidos por su liderazgo con la comunidad hispana por haber impactado de manera tan sorprendente en los últimos años, sino que también le llevaremos a su reelección porque entendemos que usted es el faro de esperanza para la comunidad hispana», dijo Lourdes Aguirre, representante de la comunidad evangélica de Miami y miembro de Latinos por Trump.
Esto forma parte de un contexto que no por gusto escogió el mandatario para presentarse cuando le urge «levantar» adeptos con miras a su aspiración de reelegirse en noviembre próximo.
¿Cómo poder entender que el presidente Trump, durante su visita al estado de la Florida y en específico a Miami, y en sus varios discursos electoreros, no se refiriera para nada a la grave situación que se vive en ese Estado y en todo el país del norte, debido a la pandemia de la COVID-19».
Precisamente cuando Trump y sus anfitriones arremetían contra Cuba y Venezuela, el virus había cobrado la vida de más de 4 000 ciudadanos de la Florida y se batía el récord de 8 935 personas contagiadas en un solo día.
Olvidó, además, que el país del que él es presidente — Estados Unidos— es el más afectado del mundo por la COVID-19, con más de 3,1 millones de infecciones confirmadas y 133 000 muertos.
No creo, ni por un minuto, que haya sido una buena idea de Trump la de viajar a Miami para arremeter contra Cuba, que no solo vence la pandemia de manera ejemplar, sino que presta colaboración médica solidaria en decenas de naciones de todo el mundo, en la batalla global que solo puede ganarse con el concurso de todos y no con políticas egoístas como la de comprar la totalidad de los medicamentos hasta ahora producidos para combatir el virus, aunque el resto de la humanidad quede desamparado.

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