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Trump impuso la mentira y atacó a Irán

23 de junio de 2025

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Veinticuatro horas antes, Donald Trump, con imagen de hombre preocupado, amenazó a las autoridades iranés: «le he dado dos semanas para que suspendan el programa nuclear. Si no lo hacen, los atacaremos».

Pero el protagonismo le comía sus entrañas y usó esa farsa —una vez más—, para dar rienda suelta a su pensamiento maquiavélico, y 24 horas después de esa «advertencia», lanzó seis de sus gigantescas bombas, portadas por bombarderos B-2, contra las instalaciones nucleares de uso pacífico, de Fordo, Natanz e Isfahán.

No informó a la ONU, ni lo hizo con líderes mundiales verdaderamente preocupados por la escalada de tensiones entre Israel e Irán. Nada más parecido a lo hecho en 2003, por el entonces presidente George W. Bush, cuando lanzó los ataques contra Irak.

Una vez concluidos los bombardeos a Irán, Trump, con su exacerbada dosis de cinismo afirmó: «fue un éxito militar espectacular».

La tenencia de armas nucleares por Irán fue la mentira fijada como matriz para la actuación estadounidense, ahora en Irán como antes en Irak.

Un mes después de aquella barbarie contra el pueblo iraquí en el año 2003, el propio presidente estadounidense de entonces, George W. Bush, desmintió la existencia de armas de exterminio masivo y de vínculo alguno del gobierno de Bagdad con la organización terrorista Al Qaeda.

Pero ya el país estaba destruido y ocupado, y las víctimas de los bombardeos sumaban cientos de miles de civiles.

Al país arrasado, hasta le instalaron un terrible centro de torturas. en la misma capital, Bagdad. De igual manera —sin juicio ni abogados— el presidente Saddam Hussein fue ahorcado en pleno espacio público.

Todavía en la actualidad, junio del 2025, Estados Unidos cuenta en esa nación árabe con varias bases militares, se apoderan de parte de sus recursos energéticos y usan su territorio para agredir a la vecina Siria.

Hoy, con los bombardeos de Estados Unidos contra Irán, cambian muy pocas cosas. El presidente actual, a pesar de ser también del Partido Republicano, no tiene el nombre ni el apellido de Bush, sino el de Donald Trump, ni que recurriendo a la mentira se le puede endilgar a Irán vínculo alguno con Osama bin Laden y Al Qaeda.

Pero lo de una posible fabricación de armas nucleares por Teherán, se viene sembrando como matriz mediática para ir ablandando a los indecisos y buscar la aprobación de los contribuyentes y del propio pueblo estadounidense.

Si algunos líderes mundiales estaban «dormidos» con Donald Trump, y sus promesas anteriores, y ya en pleno ejercicio como presidente de Estados Unidos, ahora la vida los «despierta» y los obliga a actuar para, si todavía es posible, contribuir a salvar a la humanidad del apocalipsis.

Estados Unidos, además de los bombardeos de ayer, se plantea atacar a Irán con armas nucleares tácticas. Así lo han filtrado los principales medios del país norteamericano, reporta RT.

Los ataques de Israel y los de Estados Unidos, ordenados por Trump este sábado contra la República Islámica de Irán y la forma en que el gobierno de Washington está involucrado en esa acción y en todo lo relacionado con el genocidio israelí contra Gaza, no dejan opción a la duda: la guerra ya empezó y ahora corresponderá a Irán y a la comunidad internacional, tratar de detenerla.

No era difícil, ni tampoco sorprendente, convencerse de la otra cara del mandatario republicano. Se sabe y se sabía que el mundo actual, transformado en reo de la política estadounidense, es conducido a un precipicio.

Los organismos internacionales, en primer lugar, la ONU y su Consejo de Seguridad, se ven atados de pies y manos, por lo caduca de sus estructuras, y el poder que el imperio yanqui ejerce sobre ellos.

Trump, arrogante y no convincente como para conducir los destinos de un país como Estados Unidos, se ha aprovechado no solo del poderío económico y militar de su imperio, sino también de un poder mediático construido a su manera, así como las inconsecuencias y debilidades de muchos de sus aliados que han optado por la inercia o el silencio, cuando el mundo parece arder a su alrededor.

La matriz mediática del tema nuclear ha sido nuevamente la bandera de esta confrontación sin futuro de paz previsible.

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