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Trump, ahora más peligroso

6 de febrero de 2020

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De que Donald Trump fuera absuelto este miércoles en el juicio político a que fue sometido por el Congreso de Estados Unidos, era una especie de «jugada cantada», todos lo sabían y solo hizo falta la puesta en escena de la obra mediática, para que el mundo creyera que se trataba de un ejercicio verdaderamente democrático.

Pienso que hasta los twitters los tenía preparado el mandatario para tan pronto se produjera el conteo y se impusiera el voto republicano, mayoritario en el Senado, enviar sus mensajes.

No por casualidad, pocos minutos después de la absolución, Trump publicó en twitter un video en el que se presenta como un presidente «para siempre».

Tal afirmación podría tener como lectura que Trump se propone instaurar en su país una verdadera dictadura —«para siempre»—, pero sería superficial tal apreciación y es mejor considerar que es una más de las decenas y cientos de expresiones irresponsables y no fundamentadas, que lo distinguen.

Lo peor de todo es que, Trump, el tercer presidente en ser juzgado en el Senado tras un “impeachment” de la Cámara de Representantes, seguirá en el cargo y buscará su reelección el 3 de noviembre venidero.

Lo más destacable de la votación fue que el senador republicano Mitt Romney, candidato presidencial en 2012, consideró a Trump culpable y votó por su destitución, señala la agencia EFE.

Tump hablará este jueves desde la Casa Blanca sobre lo que calificó como una «victoria» en la «broma del impeachment», refiere la citada agencia.

En esta ocasión, el mandatario estadounidense dio otra muestra más de su irrespeto por las normas del derecho internacional, al recibir en la Casa Blanca al impostor venezolano Juan Guaidó, a quien le había «obsequiado» con todos los honores, el Discurso de la Unión que pronunció en el Congreso.

Guaidó, tal y como es, hasta vistió con corbata roja para ir al encuentro con Trump, quien es identificado por tener siempre esa prenda de vestir de similar color.

Para que el circo con Guaidó tuviera «completa cobertura», decenas de periodistas habían sido convocados a la mansión presidencial, pero, oigan esto, una vez dentro, le fueron cerradas las puertas a la prensa y se especula que el motivo fue que Trump temió que le preguntaran por el juicio político, y optó por no tratar con periodistas.

Otra posible versión es que las conversaciones entre el mandatario y el farsante venezolano tratarían temas o mejor dicho conspiraciones para los preparativos de sacar del poder al presidente legítimo de Venezuela, Nicolás Maduro.

EFE describe la cita de la siguiente forma: «Poco después de las 14.00 hora local (19.00 GMT), Guaidó llegó al jardín sur de la Casa Blanca en un vehículo negro, acompañado de su delegado para las Relaciones Exteriores de Venezuela, Julio Borges.

«Trump, vestido con su característica corbata roja, lo recibió bajo un gran toldo blanco para protegerse de la intermitente lluvia y posó con Guaidó durante unos segundos ante las cámaras, antes de dirigirse con él hacia el interior de la Casa Blanca».

Para que no haya duda alguna del compromiso de Trump con un personaje de tan baja calaña, Guaidó se alojó en la casa reservada para los invitados oficiales de la Casa Blanca, rodeada por fuertes medidas de seguridad y donde estaba izada este miércoles una bandera venezolana, según constató Efe.

Así andan las cosas en torno al mandatario estadounidense, ahora más peligroso que nunca, pues pronunció su discurso del Estado de la Unión y salió ileso; fue liberado de cargos en las acusaciones a que estaba sometido en el Congreso, «conspiró» con su afín Juan Guaidó para «sacar a Maduro del poder» y se siente casi seguro de poder ser reelecto en las elecciones de noviembre próximo.

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