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Tres eran tres…

11 de diciembre de 2020

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Tres eran tres… dice una vieja canción infantil. En el caso que nos ocupa, también tres eran tres pero de muy distinto pelaje a los que se refiere el canto citado. Esta vez se trata de tres delincuentes políticos y mentirosos patológicos que van por la vida engañando a los ingenuos y confundiendo a los ignorantes.

Afortunadamente, los tres acaban de recibir aplastantes y bochornosas derrotas en los últimos tiempos, que pudieran ser preámbulo de su desaparición como factores públicos, lo cual agradecerían la humanidad, sus países respectivos y aun los que se consideran formalmente como socios y aliados pero que ya no pueden ocultar su hartazgo ante tanta insensatez.

Se trata, obviamente, de Donald Trump, Jair Bolsonaro y Luis Almagro; ellos forman el triángulo del horror y la falacia, al que solo faltaría unirles el binomio espectral Uribe-Duque.

El arrogante y delirante mandatario yanqui cayó aplastado por las propias leyes del Imperio, a las que intentó desafiar mediante diatribas e insultos a la vez que intentaba desconocer las más elementales leyes internacionales, la Carta de Naciones Unidas y cuanta legislación interna o externa se opusiera a sus ridículas fantasías imperiales. Sus políticas de introducción del caos nacional y el desorden internacional empujaban a Estados Unidos y al mundo hacia abismos imprevisibles hasta que el electorado estadounidense les puso fin mediante los comicios que hoy Trump califica como “fraude masivo”.

Jair Bolsonaro –su alma gemela– rodó igualmente por los suelos en las elecciones municipales brasileñas donde sus candidatos protegidos mordieron el polvo de la derrota en estados y ciudades más importantes, presagiando la futura debacle si osa repetir su aspiración presidencial.

Nos queda Luis Almagro –incondicional de Trump y de Pompeo– que tiembla ante la perspectiva del cambio de gobierno en Washington y que el nuevo equipo no lo considere ya útil a los intereses del Imperio por su alto grado de desprestigio y falta de autoridad moral, decretando su salida y retirándole el apoyo imperial que le permita sobrevivir en el cargo de la OEA.

Difícil es predecir desde ahora cual de los tres o si los tres juntos irán a parar al basurero de la historia; el hecho cierto es que la nefasta trilogía vive momentos desesperados y merecidos de decadencia y derrota

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