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Trascendencia boliviana

13 de agosto de 2014

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Que tapar el Sol con un dedo es una frase tan socorrida como inútil lo demuestran los pataleos de la ultraderecha boliviana y los medios de información al servicio del imperialismo, cuando tratan de ignorar o tergiversar las transformaciones económicas y sociales desarrolladas por el presidente Evo Morales en el curso de su mandato de ocho años, que tiene todas las probabilidades de extenderse, cuando se celebren las elecciones generales este año en Bolivia.
Otros opositores, más ladinamente, tratan de enturbiar y levantar sospechas sobre los ingresos del gas, llaman a darle valor preponderante a las inversiones privadas y extranjeras, y hacen toda una serie de descabellados augurios. Les duele como hace ocho años el petróleo fue nacionalizado.
Antes del 2006, cuando Morales asumió la presidencia de la República, Bolivia era el segundo país más pobre y atrasado de América Latina, superado solo por Haití. Hoy está entre las naciones de más rápido crecimiento en la región, a pesar de que la oposición de derecha, racista y subordinada a los intereses de Estados Unidos, le daba apenas seis meses al gobierno para que fuera derrocado.
Sin dudas, Bolivia -la hija predilecta del Libertador y general venezolano Simón Bolívar- está viviendo una era democrática que permitirá crecimiento y desarrollo, avalada por ser la primera potencia continental en reservas de gas natural y eso que ni el 20% de su territorio está explorado.
Con poco más de 10 millones de habitantes, en su mayoría indígenas, el Estado Plurinacional de Bolivia ocupa el sexto lugar en superficie de América Latina, con espacios geográficos tan diversos como la Cordillera de los Andes, el Altiplano, la Amazonía y los Llanos de Moxos y el Chaco.
Situada en el centro-oeste de América del Sur, no cuenta, sin embargo, con litoral marítimo, que le fue arrebatado por Chile durante la denominada Guerra del Pacífico (1879-1883), y es una de sus principales reivindicaciones actuales.
En apenas ocho años, multiplicó por cuatro su Producto Interno Bruto (PIB), y más de 2,5 millones de personas han salido de la situación de extrema pobreza, es decir, del 34% al 15%, gracias a las políticas sociales aplicadas por la administración.
Muchos de los logros en el plano económico se deben a la aplicación de una acertada política de defensa de los recursos naturales y los mejores intereses del pueblo boliviano.
Hasta el 2006, el 82% de los ingresos que producía la industria se lo llevaban las transnacionales, mientras el 18% se quedaba en el país. Con la firma de nuevos contratos, el gobierno logró virtualmente revertir esa proporción.
De apenas 400 millones de dólares que ingresaban al país por la exportación de hidrocarburo, hoy asciende a más de 5 000 millones. Antes, el gobierno apenas tenía dinero para pagar los salarios al final del año. Hoy las reservas internacionales de divisas alcanzan más de 15 000 millones de dólares.
Un dato resulta revelador: de poco más de 10 millones de habitantes, 6,5 millones de bolivianos han abierto cuentas de ahorro personales en los últimos años, un indicador que demuestra el cambio en el nivel de vida de la población, gracias a progresivos incrementos salariales, bonos y rentas sociales.
Cuando Bolivia celebró hace unos días, el 6 de agosto, el aniversario 189 de la fundación del Estado, el Presidente indicó que hasta el 2025 el 95% de la población tiene asegurada la electricidad y los excedentes se exportarán a los países vecinos con crisis energética. Es decir, venderá 3 000 (MW) de electricidad, producción que se logrará con la ampliación de las termoeléctricas y la incorporación del ciclo combinado.
Esta información optimista ya había sido indicada hace algunos meses por el ministro de Hidrocarburos, Juan José Sosa, al informar que el país venderá energía eléctrica a Argentina antes de finalizar este 2014, con el inicio de operaciones de las cuatro turbinas de la Termoeléctrica del Sur. Asimismo, exportará electricidad a Brasil y Perú.
Pero esto no es todo, porque el sector agrícola crecerá de tal forma que también en el 2025 se convertirá en un gran centro de producción alimenticia, cuando se cultiven diez millones de hectáreas, en lugar de las 3,5 millones de ahora.
Es decir, de un país olvidado, vejado y empobrecido, Bolivia se ha convertido en pocos años en una nación activa, altiva y pujante, con un gobierno que efectuó cosas que parecían imposibles años atrás, como, subrayo, la nacionalización de empresas en rubros estratégicos y la creación de una economía de mayor crecimiento en América Latina, sin dejar su espíritu franco, solidario y antimperialista.

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