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¿Tiro de gracia a la ONU?

7 de septiembre de 2013

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Hay que volver necesariamente sobre el tema sirio, que ha puesto en vilo la paz en toda la región del Medio Oriente y pudiera extender al resto del mundo una conflagración de incalculable consecuencias humanitarias, económicas y de todo tipo, a partir de los sufrimientos en que los agresores han sumido al pueblo árabe de Siria desde hace más de dos años, ocasionando terrible destrucción y muerte.

Ante el anuncio del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de que es ya inminente el inicio de los ataques coheteriles, contra territorio sirio y que estos, si no logran ser auspiciados por una precaria coalición internacional, serán patrocinados y llevados a cabo por el Imperio de Washington en solitario, surgen las más diversas interrogantes.

Una de ellas es de carácter político y tiene que ver con el futuro de las relaciones internacionales y la forma en que podrán o no seguir desarrollándose, con el respeto mutuo, la autodeterminación y la igualdad jurídica entre las naciones de que tanto se habla en los textos de derecho internacional y pasan a ser olvidadas piezas de museo, relegadas por las llamadas “potencias occidentales”, que hacen retrotraer hoy a la humanidad a la ley de la selva, que supuestamente había sido superada por siglos de progreso y civilización.

Dentro de ese marco que propician el gobierno de Estados Unidos y sus socios, muchos se preguntan cómo quedarán el papel y las funciones -amén de la autoridad política y moral-, de una institución al parecer hasta ahora irremplazable a pesar de sus insuficiencias como es la Organización de Naciones Unidas, sostenida por la vigencia y aceptación universal de su Carta, que para ello ha de ser un documento respetado por todos los estados miembros sin excepción.

Al desconocer otra vez a las Naciones Unidas y lanzar unilateralmente una guerra de agresión contra un país independiente, y soberano, miembro de la ONU y sin que medie ningún ataque en que pueda invocarse el uso de la defensa propia -reconocido por la Carta de la organización-, Estados Unidos y los socios que en este caso logre coleccionar están dando un nuevo golpe demoledor contra esta organización colocándola en la más profunda crisis de credibilidad que posiblemente haya enfrentado desde su fundación en 1947 y proyectando incluso la sombra de un destino eventualmente incierto, tal como ocurrió a la extinta Sociedad de las Naciones tras la primera guerra mundial.

Que este nuevo golpe contra la ONU llegue a ser definitivo, es algo que queda por ver y el imprevisible futuro determinará, relacionado directamente con las consecuencias de la agresión que Estados Unidos ya ha anunciado y no parece, hasta el momento, ser detenida.

Experiencias anteriores indican, no obstante, que esta organización mundial solo interesa a los gobiernos instalados en la Casa Blanca cuando puede favorecer a los intereses del hoy decadente y asustado Imperio que, por tanto, se vuelve aún más agresivo, peligroso y capaz de darle el tiro de gracia.

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