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Terrorismo y saqueo en Mozambique

30 de noviembre de 2020

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Remedando lo que sucede en el este de la República Democrática del Congo, grupos terroristas y ejércitos mercenarios al servicio de transnacionales occidentales han estado combatiendo al ejército regular en la provincia mozambicana de Cabo Delgado, llevando la voz cantante la agrupación denominada Guardianes de la Tradición, subordinada al Estado Islámico.
Zonas completas de la provincia han estado en poder de esos elementos desde agosto último, que han rechazado todos los intentos del ejército de penetrarlas, mientras crece el número de muertos, un cuarto de millón de personas ha tenido que abandonar sus hogares y miles de adolescentes han sido incorporadosa las filas de los facinerosos, aprovechando la endeblez oficial en la atención a la población.
La invasión de estos terroristas y mercenarios ha sido bien planificada por entes que están detrás de una rica zona petrolera y, sobre todo, de gas, ya que este energético tiene en Cabo Delgado la mayor reserva del continente africano, además de plantas industriales.
En cuanto a la gobernanza, ésta ha pedido ayuda militar, aún no concedida, mientras desarrolla una política neoliberal que aumenta las desigualdades y no ayuda en nada a las capas bajas de la población, calculada en 30 millones, distribuida en unos 760 000 kilómetros cuadrados.
Estos piratas modernos, utilizando lo más oscuro de las religiones, pertrechados con moderno armamento, han visto en Mozambique una presa fácil, dedicándose hasta ahora al saqueo de Cabo Delgado.
Recordemos que Mozambique se liberó del yugo colonial portugués, gracias a sus fuerzas de liberación y a la Revolución de los Claveles encabezada por oficiales progresistas en Lisboa.
Pero esto quedó atrás y a los problemas creados por esta agresión en busca del gas y petróleo de Cabo Delgado, se puede añadir el abandono oficial ante las apetencias de compañías extranjeras que repatrian casi todos los beneficios.
Y es que cuando las empresas multinacionales exportan productos como minerales de países africanos, sus gobiernos se benefician solo marginalmente.
Además, estas empresas pueden evitar fácilmente pagar impuestos, utilizando la planificación fiscal en paraísos. Igualmente, muchas políticas fiscales africanas vienen impuestas por los gobiernos occidentales que insisten en que África reduzca la fiscalidad para atraer la inversión.
Los que controlan los paraísos fiscales están permitiendo el robo de la riqueza del continente. En el 2016, había 24 multimillonarios en África con una riqueza conjunta de 71 000 millones de euros.
¿Dónde guardan estas personas todo ese dinero? Pues, ni más ni menos que en los centros internacionales tradicionales para estos casos, donde existe una baja fiscalidad y secreto bancario, como las Islas del Canal, Suiza o Reino Unido.
En este contexto, lo que necesita África -y, por supuesto, Mozambique- es que no se le saquee, principalmente por Occidente.

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