ribbon

Terrorismo a domicilio

24 de enero de 2018

|

 

Tal como ocurre con los grupos que financia en Iraq y el muy golpeado Estado Islámico, Occidente hace caso omiso del recrudecimiento de las acciones de la organización Boko Haram en Nigeria y parte de Camerún, que siembra el terror en zonas donde China ha recibido de los respectivos gobiernos el permiso para invertir.

A pesar de la propagandizada actividad de Boko Haram, los medios de comunicación occidentales no se refieren ni indagan acerca de quienes sacan realmente provecho de sus crímenes y guardan silencio sobre los orígenes del financiamiento y de las armas pesadas que permiten a los adeptos de Boko Haram sembrar la muerte.

Para esos medios Nigeria no es Nigeria, sino  Boko Haram, y para nadie tiene interés el apoyo humanitario que debe recibir esa nación dividida ancestralmente por guerras tribales y presa continuamente de hambrunas que mantiene a esta nación como la última de los 152 países conocidos hasta ahora que están empeñados en cumplir las metas del Milenio.

No se escribe sobre la relación con las  potencias capitalistas implicadas en una lucha a muerte para conservar la hegemonía mundial frente a China, en tanto las acciones del grupo terrorista son muy difundidas y no las medidas al respecto de las autoridades nigerianas.

Miembro de la organización de los países exportadores de petróleo (OPEP) desde 1971, Nigeria bate el récord de golpes militares en África. El país conoció muchos grupos irrendentistas entre los cuales se cuentan el Movimiento para la Supervivencia del Pueblo Ogoni (Mosop), que dirigía el escritor Ken Saro-Wiwa (ahorcado en 1995), y el Movimiento para la Emancipación del Delta de Níger (Mend).

El Mosop y el Mend tenían reivindicaciones claramente formuladas: gestión inclusiva de los recursos petrolíferos. Los miembros de las dos organizaciones recurrían a medios legales, bajando a la calle para manifestar su descontento, pero no dudaban en tomar las armas para atacar al poder central o a las compañías petrolíferas, origen de sus desgracias.

Fue entonces que surgió Boko Haram. Creado en Maiduguri por Mohamed Yusuf en el 2001, al día siguiente de los atentados del 11 de septiembre, ha evolucionado al capricho de los acontecimientos políticos nigerianos y de las orientaciones geoestratégicas dibujadas por grandes potencias occidentales.

Del 2002 al 2006, la secta se inscribe en la lógica del reclutamiento-adoctrinamiento. No obstante, realiza algunas acciones de violencia, como para mostrar su capacidad de acción y para hacerse conocer. Del 2006 al 2009, a medida que el sudista Olusegun Obasanjo se empeñaba en modificar la Constitución (2006) para pretender un tercer mandato como presidente de Nigeria, Boko Haram alcanzó un nivel considerable de violencia.

Los estados de Bauchi, Wudil, Potiskum, Maiduguri, Borno, Yobe y Kano se han convertido en el teatro de violencias incesantes, que causaron muertos tanto en el lado de las fuerzas de seguridad como en el de los ciudadanos y los adeptos de la secta. Por otra parte, su fundador fue ejecutado en julio del 2009. Pero como una hidra mitológica, de cuya cabeza cortada nacen otras 1 000, Mohamed Yusuf no murió con Boko Haram.

Y de ahí, otros jefes ligados a la inteligencia occidental se han educado a perfeccionar el reclutramiento y destreza militar de elementos que, bajo el disfraz del extremismo islámico,  no se detienen ante nada para conseguir el dinero que les entgrega los consorcios y  monopolios de Occidente que explotan inmisericordemente al pueblo nigeriano, que mendiga inútilmente por un poco de su petróleo, y tiene que talar sus bosques para conseguir un recurso energético.

Comentarios