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Terremoto en Turquía

28 de diciembre de 2013

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Un terremoto sacude a Turquía, pero esta vez no es físico sino político y gubernamental originado por escándalos de corrupción que han sumido en el descrédito al gobierno actual, del primer ministro Recep Erdogan y a su partido Justicia y Desarrollo (AKP), de orientación islámica, enfrentándolo con otra facción de semejante signo, la del predicador y estudioso islámico Fethula Gulen, que cuenta con seguidores de confianza en los tribunales y la policía e impulsado las investigaciones contra el AKP y Erdogan, sus ex aliados.

La crisis se desató con las renuncias de los ministros del Interior, de Economía y de Ambiente y Urbanización y éste último, -Erdogan Bayraktar,- señaló incluso que el premier debería ver también un renunciante, abandonando el cargo.

Veinticuatro personas están ya bajo arresto y acusadas de ventas de oro, blanqueo de dinero, transacciones ilegales y permisos ilícitos para obras de construcción, mientras el premier procedió a una reorganización total del gabinete y contraatacó a sus rivales acusándolos de un “sucio complot” con ramificaciones internacionales, aunque sin mostrar aún pruebas ni vínculos convincentes.

El hecho cierto es que cualquier tipo de conmoción política interna en Turquía, tal como la que se vive allí en estos momentos, puede tener repercusiones en la región, teniendo en cuenta el papel que juega como aspirante a potencia regional, estrecho aliado de Estados Unidos tanto bilateralmente como dentro de los marcos de la OTAN e importante sostén de grupos de oposición sirios a los que ha organizado y armado y lanzado contra el territorio de la vecina Siria.

Dígase sin embargo que, a pesar de tan marcadas, fidelidades, Turquía no ha logrado su ingreso a la Unión Europea, siendo rechazada sucesivamente por ese conglomerado de naciones, esgrimiendo un cúmulo de razones económicas, de derechos humanos, migratorias y de diversa índole que se entremezclan hasta desembocar, -a fin de cuentas,- en ese rechazo que algunos atribuyen también al carácter islámico de la población turca, enfatizado por el actual gobierno del AKP.

Otros factores influyentes dentro de la problemática turca que no pueden ser ignorados a la hora de su análisis, son el conflicto ancestral con la minoría Kurda, -fuertemente asentada en las zonas montañosas fronterizas con el vecino Iraq y en la propia región autónoma establecida en el norte iraquí,- así como el carácter laico del Estado turco que ha sido defendido tradicionalmente por sus poderosas fuerzas armadas, seguidoras de la línea trazada en ese sentido por Kemal Attaturk, considerado como el padre del Estado turco moderno y fundador de la República.

Como vamos, no es nada fácil el cuadro político de Turquía, donde convergen multiplicidad de conflictos de distinta naturaleza, ahora agravados por la más reciente crisis interna.

Washington no oculta su preocupación por los destinos de este importante aliado estratégico en un entorno convulso e incierto.

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