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Tensiones en el Ártico

12 de diciembre de 2013

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Como en los tiempos más tensos de la guerra fría, dos potencias mundiales, Rusia y Estados Unidos, miden fuerza en las aguas heladas del Ártico.
Para los analistas, Rusia, por su mayor pertenencia geográfica y acceso a esa región y Estados Unidos más por ambición de dominar los recursos que por derecho propio, mueven fichas en dirección a esos mares, mientras Canadá, Noruega, Dinamarca, entre otros, se debaten en busca de la cuota de poder que pueden obtener.
Las últimas acciones en esta dirección aparecen en los reportes desde Moscú, en los que se refleja que Rusia aumentará su presencia militar en el Ártico por orden del presidente, Vladimir Putin, tras una reunión de su jefatura militar este 10 de diciembre.
El mandatario subrayó que Rusia está regresando activamente a esa región y “debe disponer de todas las herramientas para la defensa de su seguridad y de los intereses nacionales”.
Dos factores antecedieron a esta decisión. Uno de ellos, la llegada de militares norteamericanos de la 176 Compañía de Comunicaciones  a la región ártica, en lo que se ha denominado como la “nueva estrategia” que posibilitará a Estados Unidos convertir a la zona en un lugar para posibles operaciones militares.
De igual forma, la decisión de Putin llega después de que el ministro de Relaciones Exteriores canadiense, John Baird, anunciara las aspiraciones de su país sobre el Polo Norte en el marco de una campaña para ampliar su territorio en la plataforma Ártica.
El presidente ruso orientó que el próximo año hay que finalizar la formación de nuevas agrupaciones y unidades militares en las Fuerzas Armadas. Particularmente se debe prestar la atención al despliegue de la infraestructura y unidades militares en esa región.
Asimismo, acentuó la importancia de reconstruir la antigua base soviética en las islas de Nueva Siberia abandonada a principios de los 90.
En octubre pasado, Putin insistió en que el Ártico es parte “inalienable” de la Federación Rusa y descartó categóricamente que ese territorio pueda ser cedido bajo control internacional.
Por su parte, Washington ya había dado pasos relacionados con su presencia militar en el Ártico, cuando situó varios submarinos de guardia cerca de las costas de Noruega, que llevan a bordo misiles cuyo tiempo de aproximación a Moscú desde aquella zona sería “de 16-17 minutos”.
Actualmente, Estados Unidos mantiene unos 27 000 efectivos militares en Alaska.
Putin subrayó que el Ártico está bajo la protección militar de la Flota del Norte de Rusia y recordó que cerca de allí está desplegada una base de submarinos estratégicos rusos.
En 2012, los científicos registraron los menores niveles de hielo ártico en la historia, mientras que unos 500 barcos navegaron las aguas del océano entre Alaska y Rusia, un número 50 por ciento superior al que transitaba la zona a mediados de la década pasada.
Según los cálculos, debajo de las frías aguas del Ártico hay más de un 15 por ciento de las reservas mundiales de petróleo y un 30 por ciento de las de gas.
De acuerdo con legislaciones internacionales, las ocho naciones que tienen acceso al Ártico (Rusia, Canadá, Estados Unidos, Dinamarca, Islandia, Finlandia, Noruega y Suecia) tienen derechos sobre los recursos allí existentes hasta 200 millas náuticas desde sus costas.
Todo indica un evidente calentamiento del clima en la región del Ártico, no solo por el calentamiento climático, que ya es una dolorosa realidad, sino también por la disputa creciente por los recursos energéticos que allí existen.

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