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Tema y preocupación de todos los días

6 de junio de 2016

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Más de 20 jefes de Estado o Gobierno de la Comunidad de Estados del Caribe, coincidieron en la Cumbre de La Habana, en que los efectos del cambio climático ya se perciben y cada minuto que se pierde en adoptar medidas reales para su solución, es un tiempo más que se afecta nuestra existencia.
Un día después de concluir la cita caribeña, el mundo celebraba —si es que hay algo que celebrar— el Día Mundial del Medio Ambiente.
Y no se trata de un pesimismo genético, sino la convicción de que mientras en este planeta más de cinco millones de seres humanos mueren cada año a consecuencia de los efectos del citado cambio climático y las pérdidas materiales son literalmente incalculables, más que celebrar, debemos actuar para poner freno a esa pandemia.
Está muy reciente el optimismo creado por la Cumbre sobre ese tema realizada en París, Francia. Sin embargo, no pocas veces ese optimismo se ve opacado por la inercia en la ejecución de los acuerdos allí adoptados. Una vez más los países ricos tratan de “pasar la bola” a las naciones subdesarrolladas, aunque todo el mundo sepa que es la opulencia y el consumismo el mal mayor que debe ponerse bajo control.
Hay una simbiosis inseparable entre efectos del cambio climático y el hambre. Los estimados predicen una pérdida superior al 11% del Producto Interno Bruto en las naciones del Tercer Mundo antes del 2030 debido a los efectos del clima.
Mientras las potencias discuten multimillonarios programas de salvamento financiero para sus Estados, y florecen los súper millonarios y la concentración de riquezas en pocas manos, se extiende la pobreza mundial y en el llamado Cuerno de África —Somalia, Kenia y Etiopía— se vive una grave hambruna que, según la ONU, tiene en riesgo la vida de cerca de 10 millones de personas. No obstante, nadie habla de esta catástrofe humanitaria.
Despachos de prensa citan a científicos que aseguran que debido a la subida del nivel del mar, se producirá una fractura social de consecuencias económicas devastadoras. No es difícil imaginar que los conflictos derivados de las migraciones forzadas y colapso económico podrían hacer ingobernable el planeta, amenazando el tejido de la civilización, advierten los climatólogos.
Si tenemos en cuenta que actualmente en el mundo hay más de 1 000 millones de personas que padecen hambre crónica y más de 3 000 millones de pobres y desnutridos, según datos del Programa Mundial de Alimentos (PMA), la catástrofe agregada que provoca el cambio climático predice la autodestrucción de la especie humana.
Según el doctor James Hansen, uno de los principales climatólogos del mundo, citado por el The Washington Post, el nivel del mar podría aumentar más de 3 metros en los próximos 50 años debido al calentamiento global “altamente peligroso”.
El tema del cambio climático que, sin dudas, es una preocupación de todos los días, debe pasar a ser una ocupación en la que se transite de las reuniones y los estudios a las acciones urgentes para evitar —si todavía es posible— una verdadera apocalipsis de la humanidad.

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