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Tal para cual

24 de enero de 2017

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Muchas veces queda en el aire la pregunta de quién o quienes suministran tanto armamento a los terroristas que aún asesinan y destruyen en Siria, pese a las derrotas recientemente sufridas, y se achaca en general a Estados Unidos, Turquía y algún que otro país también integrante de la Organización del Tratado del Atlántico Norte e Israel, con apoyo financiero de las satrapías árabes, encabezadas por Arabia Saudita.

Y aunque lo anterior no es descabellado, sino verdadero y acontece o aconteció en algún momento, propio de una guerra fría que se mantiene de Occidente contra Rusia, resulta que, independientemente del suministro y asesoría militar procurado mediante las inteligencias norteamericana, británica, francesa e israelí, los principales proveedores son de… Ucrania.

Muchas de esas armas que han estado siendo enviadas por Occidente a Kiev para atacar las zonas habitadas mayoritariamente por habitantes de descendencia rusa y mantener en vilo a las tropas fronterizas de Moscú, son vendidas por elementos nazis que impregnan decisivamente al gobierno ucraniano a Daesh o Estado Islámico y otros grupos armado del terror, como Al Nusra.

Lo más escandaloso que ello es conocido por integrantes del Congreso de Estados Unidos, y todo indica que se han beneficiado monetariamente con el embauque, así que el flamante presidente Donald Trump tiene allíun punto de atención en su política de combatir al terrorismo y no proteger a las fronteras de los países amigos de Estados Unidos, sino desarrollar este esfuerzo en territorio norteamericano.

Y más cuando se sabe que los actuales dirigentes ucranianos no son “consecuentes” proestadounidenses, sino que cambiarían de bandera si eso favorece sus intereses personales.

En este contexto, la Red Voltaire había recordado que desde hace más de un año Kiev está recibiendo armas “para aplastar a las defensas de la Novorossia. Pero en vez de utilizarlas para atacar Donetsk, prefieren venderlas a quienes más dinero pongan sobre la mesa, incluyendo esas mismas autodefensas o los yihadistas que operan en Siria. A pesar de ello, y en plena tregua, la OTAN sigue alimentando a ese barril sin fondo.”

Hay pruebas suficientes de ello, por lo cual ciertos congresistas, como James Inhofe, han apoyado en el congreso el suministro de armas norteamericanas, con el fin de legalizar la cuestión, aunque realmente, la política guerrerista vigente ya ha llevado tropas de Estados Unidos a las cercanías de las fronteras con Rusia, sea en Polonia, Ucrania u otras naciones limítrofes.

La fecha de fabricación y las condiciones en que se halla ese armamento indican que Occidente está vendiendo al ejército ucraniano armamento ya desechado. Porejemplo, los vehículos blindados británicos Saxon para el transporte de personal –que datan de 1983– fueron retiradosdel servicio en el 2008.

Asimismo, el ejército alemán poseí 570 cañones automotores M109, pero ya no le queda ni uno, porque fueron vendido Kiev, tal como ha pasado con los sistemas de lanzacohetes múltiples rumanos de largo alcance, y otros similares de fabricación español.

Ahora la cuestión ha tomado carácter legal, con el apoyo de asesores de la OTAN para instruir en el manejo de armas más modernas a un ejército ucraniano no muy bien preparado, sin asegurar que no se mantenga el flujo de ese u otro armamento de manos de los comerciantes nazis que pululan en las esferas gubernamentales de Ucrania por dinero saudita o de otra procedencia para los terroristas.

Todo ello se podría revertir contra los propios intereses de Estados Unidos, pero la ambición ciega a ambos bandas reprobables partes. Tal para cual.

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