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Tabaré debe ganar en Uruguay

18 de noviembre de 2014

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No obstante la intensa campaña mediática para desvirtuar la verdad, la derecha proimperialista no pudo triunfar en Ecuador, Venezuela, Bolivia y Brasil, y ahora se apresta a tratar de revertir el desfavorable resultado de la primera vuelta, con el fin de desbancar el último domingo de este mes al favorito candidato presidencial del centroizquierdista Frente Amplio (FA), Tabaré Vázquez.
El aspirante de la burguesía empresarial, Luis Alberto Lacalle, del Partido Nacional, ya había contendido y sido derrotado por el actual mandatario, José Mujica, un ex Tupamaro, quien deja un saldo positivo y con pocas lagunas por llenar a favor del pueblo.
Si no pasa nada raro, Tabaré ganará el balotaje con un porcentaje similar al obtenido en la primera vuelta, aunque el propio candidato aseguró que no se podía dar por definitivo ningún resultado, por lo cual instó a los electores a no bajar la guardia para evitar un desenlace adverso, tal como lo busca el imperialismo.
Aunque Tabaré es un izquierdista moderado, considerado menos radical que Mujica, Washington no olvida que el candidato del Frente Amplio secundó en su primer y anterior mandato la unidad latinoamericana que Hugo Chávez encauzó como nadie en Venezuela, apoyada rápidamente también por la llegada de nuevos gobiernos a la región:
Néstor Kirchner en Argentina, Luis Inácio “Lula” Da Silva en Brasil, Evo Morales en Bolivia, luego Fernando Lugo en Paraguay; Rafael Correa, en Ecuador y Daniel Ortega en Nicaragua, así como el después defenestrado Manuel Zelaya en Honduras y Michelle Bachelet en Chile, todo lo cual influyó, subrayo, en consolidar la unidad, pese a las diferencias y diversidades, y también impedir los golpes de Estado, aunque ello no fue posible, como señalamos, en Tegucigalpa.
De materializarse, como debe ser, la llegada de Tabaré Vázquez a la presidencia uruguaya, deberá enfrentar la gran crisis que está profundizándose en los modelos económicos de exportación de materias primas, agrícolas o mineras. Los mercados están pésimos, los precios, la demanda y los ingresos del Estado caen, el déficit sigue creciendo y no hay más posibilidad de repartir dinero entre el gran capital y los sectores populares, que es la manera de equilibrar la política de los gobiernos de centroizquierda.
No obstante, el electorado uruguayo es inteligente, por lo cual deberá triunfar el más popular de los aspirantes, al igual que en años anteriores, con iguales problemas, lo hizo Cristina Fernández en Argentina y hace poco Dilma Rousseff en Brasil.
La cuestión es que Tabaré Vázquez, como antes tuvo que enfrentar el deterioro del modelo agroliberal, ahora tiene que vérselas con una situación donde es difícil juntar a capitalistas y trabajadores.
Aunque James Petras es un destacado analista y politólogo, y afirma que la inestable situación favorece a la derecha, lo cierto es que, si no ocurre un fraude electoral, Tabaré Vázquez debe llegar al poder.
El favorito aspirante del Frente Amplio debe vencer todas las adversidades, porque experiencia tiene y ya demostró que el gobierno que encabece se debe caracterizar por la estabilidad económica.
Todo ello pese a ser objeto de confabulaciones inspiradas en las recomendaciones del ex secretario norteamericano de Estado Henry Kissinger, quien siempre vio mal que con Tabaré se inicio la ayuda médica cubana a Uruguay, especialmente en la especialidad de Oftalmología por una brigada integrada por una veintena de especialistas que laboró en el Centro José Martí, un lugar de referencia, donde en dos años se realizaron más de 15 000 operaciones de cataratas, un millar de cirugías de pterigium, otro tanto de refractivas y otras 200 diversas intervenciones oculares.
Kissinger hubiera preferido que, en vez de los médicos enviados por Cuba, hubieran llegado especialistas en tortura enviado por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, tal como acaeció en la genocida Operación Cóndor.
Pero son otros tiempos y, pese a las difamaciones mediáticas, la opinión del pueblo debe prevalecer en Uruguay.

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