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Surcorea, a propósito de El taxista de Seúl

14 de mayo de 2018

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En el aún poco tiempo que está en el poder, el presidente surcoreano, Moon Jae-in, no tiene en su contra represión física alguna contra la población y, por el contrario, una gran parte de esta, principalmente la estudiantil, le dio ímpetu a su añejo anhelo, nunca oculto, de acercarse y estimular la cooperación pacifica con sus hermanos del Norte.

Ello fue un punto que tuvo en cuenta el líder norcoreano, Kim Jong-un, para lanzar la rama de olivo a su parte del Sur, y entre ambos lograr un acuerdo tan histórico como sorprendente por su amplitud de criterio, aunque Moon no puso considerar públicamente una futura reunificación, como indicó el joven Kim.

En este contexto, Estados Unidos, fracasado su propósito de meter miedo y chantajear a Norcorea -aunque sí logró ventas millonarias de armas a sus aliados de la región- tuvo que transar, no sin vomitar posteriormente una propaganda que le hiciera ver como el paladín de la paz en la península, al tiempo que uno de los halcones, Mike Pompeo viajaba a Pyongyang y hacía ver que EE.UU. estaba dispuesto a cooperar con la economía septentrional.

La reunión que tendrá Trump con Kim en Singapur será cercana a los días del inicio de la guerra de Corea en 1950, que costó la vida a cuatro millones de coreanos y terminó en un fracaso para el Imperio, que contó con la ayuda sumisa de 14 aliados.

Por supuesto que la población del Sur ha acogido favorablemente la acción de su mandatario, sin olvidar que el próximo 20 se recordará un nuevo aniversario de la masacre de estudiantes y pobladores de Kwangzu en 1980 por las fuerzas represivas surcoreanas, que costó la vida a centenares, quizás miles,  de pobladores desarmados, asesinados a mansalva por el régimen de Chon Doo-Hwan, todo lo cual fue ocultado a la fuerza por la prensa local, con la aquiescencia de la estadounidense.

Chon había incluso encerrado en prisión a varios dirigentes surcoreanos, entre ellos ex presidentes y otros que lo serían, pero ninguno de ellos dejó de tener el baldón de la represión a todo lo que oliera a oposición, bajo el manido pretexto de la persecución al comunismo.

Solo la determinación de un camarógrafo alemán, que contó con la valiente ayuda de un chofer capitalino, hasta ese momento preocupado solo por la subsistencia, divulgó la barbarie en Kwangzu, tema central de la película El taxista de Seúl, presentado este sábado en el programa televisivo cubano Espectador Crítico.

Represión, abuso de poder y, sobretodo, corrupción han ido de la mano, incluso con la depuesta mandataria luego sustituida por Moon con un gran apoyo popular, que ha servido para manejar indirectamente a halcones locales y norteamericanos, con el fin de lograr su pacífico propósito.

Por lo pronto, la Repúblca Popular Democrática de Corea finalizó sus lanzamientos de misiles y empezará a desmantelar instalaciones nucleares, con la presencia de expertos y periodistas internacionales invitados por Kim, interesado en desnuclearizar toda la península  Ello deberá ser correspondido por Estados Unidos, que mantiene decenas de miles de soldados y bases militares con armas de destrucción masiva en la República de Corea.

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