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SuCIA CIA

8 de febrero de 2019

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Mientras el presidente Donald Trump se disfraza de altruista y afirma que será implacable contra el narcotráfico, su Agencia Central de Inteligencia (CIA) sigue “dejando hacer” en la producción, contrabando y venta de drogas, con el fin de promocionar el apoyo necesario para la línea oficial guerrerista de Estados Unidos.

Así, sacrificó a antiguos socios como el mexicano “Chapo” Guzmán y algunos colombianos que, de una manera u otra, bajo el pretexto de combate al narcotráfico, contribuyeron al establecimiento de siete bases militares del Imperio en Colombia, donde hoy se prepara una agresión en gran escala contra Venezuela.

Todo el aparente esfuerzo de esta y anteriores administraciones norteamericanas en el combate al flagelo, ha tenido como resultado el aumento al consumo de droga en Estados Unidos, donde las muertes por sobredosis se elevaron a 72 000 en el 2017, se asegura que fue mayor el pasado año y no se espera disminución alguna en este.

Este problema se repite a nivel mundial, con el agravamiento de que, de una manera u otra, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) sigue estando presente, principalmente en Afganistán, donde parte de los soldados norteamericanos ocupantes se dedican más a la protección de los campos de amapola que al combate a la insurgencia.

También otras entidades oficiales estadounidenses han estado involucradas en la protección al lucrativo negocio, pero nada es comparable con lo que la CIA ha hecho durante todos estos años, en los cuales apenas ha quedado rincones de la Tierra que no haya conocido de su nefasta presencia.

La Agencia sigue contribuyendo a la campaña de desprestigio contra figuras revolucionarias nicaragüenses, con el fin de hacer desaparecer el esfuerzo para mejorar la calidad de vida de la población.

Ello toma total vigencia a 15 años del asesinato del periodista norteamericano Gary Webb, punto de mira de la CIA desde que demostró en 1996 sus vínculos con los contras que trataban de derrocar al gobierno revolucionario de Nicaragua, para lo cual introdujeron cocaína en Estados Unidos, principalmente en los Ángeles, con lo cual aumentaron su ingresos para la compra de armas, también en territorio norteamericano, siempre bajo la protección de sus benefactores.

Por otra parte, los artículos de Webb fueron fuertemente atacados por muchos medios de comunicación que cuestionaron la validez de sus afirmaciones. Webb recopiló los artículos en un libro titulado, Dark Alliance: The CIA, the Contras, and the Crack Cocaine Explosion. En el 2004. Webb se “suicidó” de dos balazos en la cabeza.​

El director de la CIA en ese entonces, John M. Deutc, fue a Los Ángeles para tratar de refutar las alegaciones planteadas por los artículos de Webb, y fue confrontado por el ex oficial del Departamento de Policía de los Ángeles Michael Ruppert, quien declaró que había sido testigo de lo que había ocurrido.​

La CIA ha sido acusada de blanqueo de dinero de los fondos Irán-Contra de la droga a través del Banco de Crédito y Comercio Internacional (BCCI), con el cual también trabajó para el blanqueo de los ingresos de tráfico de heroína que se cultivaba en la zona fronteriza entre Paquistán y Afganistán, aumentando el flujo de narcóticos a los mercados europeos y de Estados Unidos

Estantes de bibliotecas serían llenados si se recogiera toda la documentación sobre los hechos sucios en que ha estado involucrada la CIA, incluso en los intentos de asesinatos contra Fidel, todos fallidos, por lo que se hace imposible citarlos en un solo artículo.

Pero bastara traer a colación las denuncias de otras entidades oficiales norteamericanas escandalizadas de cómo la CIA utilizó el Mena Intermountain Municipal Airport, de Arkansas, como punto de recepción en el tráfico de cocaína a gran escala.

El tema ha recibido algún tipo de cobertura de prensa que ha incluido acusaciones de conciencia, participación o encubrimiento de figuras tales como los presidentes Bill Clinton,​ George Bush y George W. Bush, así como el entonces gobernador de Florida, Jeb Bush, y el fiscal del condado de Salinel Dan Harmon -utilizado como “chivo expiatorio”-, declarado culpable de numerosos crímenes, incluyendo cargos de drogas y crimen organizado.

El aeropuerto también se asoció con Barry Seal, un narcotraficante estadounidense y piloto de la aeronave que realizó “vuelos secretos de cargamento” de la CIA y el Cártel de Medellín.

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