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Solo para recordar…

15 de octubre de 2018

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Esta misma semana se preparan provocadoras agendas contra Cuba como parte de la política agresiva de Estados Unidos y el servicio que prestan al imperio, instituciones como la OEA y mercenarios como los que desde Miami, Europa, o La Habana se aprestan a preparar sus maletas para viajar en comparsa y participar en cualquier show que se represente para criticar a la Isla que resiste y triunfa, razones estas últimas por las cuales no nos perdonan.

La escenificación está clara: se pretende desviar la atención en la ONU y la comunidad internacional, pues dentro de unos días se volverá a votar la Resolución contra el bloqueo económico y comercial que ejerce Washington contra Cuba, donde, una vez más, el gobierno de Estados Unidos se quedará bochornosamente aislado.

No han podido evitar que el voto a favor de Cuba sea casi total, con la excepción de los propios Estados Unidos y su seguidor, el gobierno de Israel.

Y no solo se vota en la ONU a favor de Cuba, sino que cada año los discursos de jefes de Estado y Gobierno, cancilleres y otros altos funcionarios, son más convincentes en cuanto al carácter genocida del bloqueo y son más las exigencias para que cese.

Anualmente, cuando se llega al momento de la votación, Washington inventa algo para desviar la atención y, usando sus posibilidades financieras, organizan obras de teatro con los más pésimos actores, para que alcen sus voces contra Cuba. El tema de los derechos humanos es el más llevado y traído y hasta han querido –sin poderlo por supuesto– levantar condenas por supuestas violaciones salidas únicamente de sus mentes necias y sus políticas erradas.

He querido traer a este comentario, algunos  párrafos del discurso del canciller Bruno Rodríguez, durante el 28vo período ordinario de sesiones del Consejo de Derechos Humanos, en Ginebra, Suiza del 2 de marzo de 2015.

Comenzaba el discurso nuestro canciller sugiriendo: “Habría que dar voz en esta sala a los 842 millones de personas que padecen hambre en el mundo, los 774 millones de analfabetos adultos y los 6 millones de niños que mueren cada año por enfermedades prevenibles, quienes, como resultado de un orden internacional excluyente, injusto y desigual, no forman parte de la particular visión de los países del Norte sobre los derechos humanos y las libertades fundamentales”.

Se trata de una aplastante realidad que explica por sí misma, cuánta manipulación se hace al tema de los derechos humanos; cuántos raseros se utilizan por quienes se proponen juzgar a los demás, principalmente a los del Tercer Mundo, y poner como patrón la matriz mediática que al respecto constituyen las sociedades desarrolladas, principalmente Estados Unidos.

Cuba, y lo describía el propio Bruno Rodríguez en Ginebra, no solo  constituye un ejemplo comprobado del respeto a los derechos humanos de todos los cubanos, sino por su carácter internacionalista brindando ayuda a los más pobres en decenas de países del Tercer Mundo.

¿De qué derechos humanos puede hablar un representante norteamericano, o un  mediocre secretario general de la OEA, o un mercenario, asalariado al servicio de una potencia extranjera?

Cuba, cuando sesionaba la citada reunión de los derechos humanos en Ginebra, ya contabilizaba que mediante la “Operación Milagro” había realizado 3,4 millones de cirugías oftalmológicas gratuitas a pacientes de 34 países.

Otro derecho humano del que hacemos gala a nivel mundial es el de haber alfabetizado con el  método cubano “Yo si puedo” a más de 9 millones de personas. De igual forma, que más de 50 000 cooperantes de la salud de la Isla presten servicios en 67 naciones.

Recordar, finalmente, que Cuba, nación que por más de 60 años ha sido bloqueada por los gobiernos estadounidenses, goza de un sistema democrático cuya expresión mayor se hace presente en estos mismos momentos, cuando millones de nuestros ciudadanos, dentro y fuera de Cuba, con iguales derechos, participan en el análisis y propuestas sobre el Proyecto de la nueva Constitución de la República que será aprobada en referendo.

Volverán a ser derrotados los que montan el nuevo show, sus patrocinadores y sus lacayos de la OEA, pues Cuba no solo es reconocida por la belleza de sus playas y lugares patrimoniales, sino por la seguridad en que vive la población y quienes nos visitan, y por el carácter solidario que se expresa cotidianamente.

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